La joven acusada de matar a un motorista en Palma cuando circulaba ebria y darse después a la fuga, reconoció ayer en el juicio su implicación en el siniestro y que había bebido, pero negó haberse dado a la fuga. Según declaró, no se percató del siniestro, que sigue sin recordar, y por eso continuó su camino. «Si hubiera sido consciente [del atropello] me habría parado y llamado a una ambulancia», aseguró la acusada entre sollozos durante la primera sesión de la vista con jurado popular en la Audiencia Provincial. «Desde entonces me siento como un monstruo», explicó. La sospechosa admitió haber tomado «tres cervezas» aquella noche sin percibir que el alcohol le impidiera conducir. «No noté que me había afectado, si lo hubiera hecho no habría cogido el coche», sentenció.

La fiscalía reclama para la joven, de 29 años, una condena de cuatro años de cárcel por delitos de homicidio por imprudencia grave, conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y omisión del deber de socorro. La familia de la víctima, que ejerce la acusación particular, reclama diez años de prisión. El siniestro ocurrió en la madrugada del 16 de febrero de 2019, cuando la acusada circulaba con su coche por la calle Alfòns el Magnànim y, tras realizar un giro prohibido y se llevó por delante a un motorista de 40 años, que murió tres días después en el hospital. Tras el choque, la conductora siguió circulando y diez minutos después se estrelló contra un aparcamiento de bicicletas. Dio positivo en alcoholemia y quedó detenida.

Durante su declaración ante el tribunal popular, la procesada reconoció todos los hechos salvo haberse dado a la fuga. Según dijo aquella noche había tomado «tres cervezas». Explicó que no estaba acostumbrada a beber alcohol, pero no tuvo la percepción de estar afectada para conducir y por eso se puso al volante. «Iba a casa de mi novio a Esporles. Conozco esa calle y sé que no se puede girar, no sé por qué lo hice», contó. La joven afirmó que no recuerda haber atropellado a la víctima y que tampoco en aquel momento fue consciente de la colisión, negando así haber huido de forma intencionada del lugar. «No recuerdo que hubiera un motorista. Recuerdo haber sentido un golpe y estar delante de la Policía», dijo sobre el impacto contra el aparcamiento de bicicletas. «Si hubiera sido consciente [del choque mortal] me habría parado y habría llamado a una ambulancia], aseguró entre lágrimas. 

La acusada, que estuvo dos semanas en prisión provisional, contó que envió desde la cárcel una carta a la familia de la víctima para pedir disculpas. «Aunque sepa que no las quieren aceptar consideraba que era necesario», afirmó. A preguntas de su abogado, aseguró que desde que ocurrieron los hechos se siente «como un monstruo» y que ha precisado tratamiento psicológico. «He querido suicidarme. No lo he hecho porque son ustedes los que me tienen que juzgar», expuso a los miembros del jurado popular.

La fiscal y el abogado defensor de la conductora habían ultimado un acuerdo de conformidad para evitar la celebración del juicio, al que no se sumó la acusación particular. Las partes mostraron sus discrepancias en su alegato inicial ante el tribunal. La letrada de la familia del motorista sostuvo que la joven «circulaba con manifiesto desprecio a las normas y a gran velocidad» y que sí «fue consciente del atropello». «Ahora dice que no recuerda nada para justificar que no se parara», expuso. La defensa, por su parte, pidió a los jurados que traten de impartir justicia y no sean «parte de una venganza». «Es una desgracia que nos podría haber pasado a todos», señaló sobre la conductora. El juicio continúa hoy.