Una mujer acudió el pasado febrero a una casa de campo de Binissalem a dar de comer a unos animales. De repente se percata de que un joven se ha colado en la finca. «La puerta estaba abierta. Te he visto en la calle y me has gustado tanto que quiero follar contigo», le suelta. La mujer le pide que se marche, pero el individuo empieza a masturbarse delante suyo. Ella grita y saca su teléfono para llamar a la Policía. Entonces él le dice que ya se va, pero de improviso la ataca. Intenta tirarla al suelo, pero no lo consigue. Ante la resistencia de la víctima, finalmente se marcha. Posteriormente, cuando la mujer se dispone a irse, se da cuenta de que el individuo la sigue. Ella sube rápidamente a su coche pero el joven se mete dentro también. La mujer sale del vehículo y huye corriendo.

Es uno de los cerca de cuarenta incidentes presuntamente provocados por un joven marroquí de 24 años, que durante los últimos meses ha sembrado el miedo en distintas localidades de es Raiguer, desde Marratxí a sa Pobla, en muchas ocasiones en los aledaños de las estaciones del tren. En una de las ocasiones fue identificado por la Policía Local de Binissalem cuando una patrulla acudió porque estaba molestando a las alumnas del instituto. Una investigación en la que participaron agentes de la Guardia Civil de los puestos de Inca y otras localidades permitió identificar al sospechoso, un marroquí de 24 años. El joven tiene diagnosticada una discapacidad intelectual y un trastorno de control de impulsos.

Fue detenido por primera vez en febrero como presunto autor de 29 delitos de agresión sexual, abusos sexuales, exhibicionismo, allanamiento de morada, coacciones y acoso. En esa ocasión la jueza le envió a prisión, pero salió en libertad en septiembre, y los incidentes se reprodujeron. Como ya estaba identificado fue arrestado de inmediato. Quedó en libertad tras declarar en el juzgado, y de nuevo se registraron nuevos casos de acoso sexual y daños. La Guardia Civil le arrestó por tercera vez el pasado 1 de noviembre. La jueza le dejó libre aunque impuso que fuera sometido a un control psiquiátrico. Sus familiares le ingresaron en la unidad de Psiquiatría del hospital de Inca, una medida que deberá ser ratificada por el juzgado.

Las agresiones de Marratxí a sa Pobla. Todas las agresiones que se atribuyen al sospechoso ocurrieron en localidades de es Raiguer: Marratxí, Santa Maria, Binissalem, Inca, Sineu y sa Pobla. Muchas se produjeron en los alrededores de las estaciones del tren de la línea Palma-Inca-sa Pobla.

Es el último episodio de una historia que empezó en diciembre de 2020. La Guardia Civil empezó a recibir denuncias de mujeres que habían sido acosadas o incluso atacadas en diferentes localidades de es Raiguer, hasta el punto de que se generó una gran alarma social, con llamamientos en las redes sociales a estar alerta. La investigación de la Guardia Civil permitió descubrir que, además de los casos conocidos, había otros que no habían sido denunciados. En varias ocasiones el individuo se limitaba a seguir a mujeres solas o a mirarlas fijamente. También comprobaron que solía actuar en las inmediaciones de las estaciones de la línea del tren de Inca, desde Marratxí a sa Pobla. Sin embargo, entre los incidentes que le imputan hubo varias agresiones graves. Una de sus víctimas, a la que acosó en plena Gran Vía Colón de Inca, relató que cuando le pidió que la dejara en paz el hombre le dio un fuerte manotazo que hizo que le cayera el móvil al suelo y la amenazó de muerte. A otra mujer le metió la mano entre las piernas para tocarle la vagina y la arrojó al suelo con violencia. La escasa corpulencia del sospechoso ha evitado en varias ocasiones que perpetrara agresiones más graves, ya que las víctimas lograron zafarse de él y escapar.

Una abogada que le asistió pidió que se le internara en un psiquiátrico

Francisca Pol, la abogada que asistió al joven tras su primera detención, el pasado mes de febrero, por 29 denuncias, ya solicitó que se le ingresara en un centro psiquiátrico. «Ya había estado internado antes», explica Pol, «y su familia estaba de acuerdo». El joven tiene acreditada una discapacidad intelectual de un 33% y un trastorno de control de los impulsos. Finalmente ingresó en prisión preventiva, de donde salió en septiembre al cumplir el tiempo máximo establecido. En las semanas siguientes provocó otros siete incidentes y fue arrestado dos veces más. Finalmente ha sido su familia la que le ha ingresado en la unidad de psiquiatría del hospital de Inca, pero la medida tendrá que ser ahora ratificada por el juzgado.