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Pablo Costas es liberado y la embajada ya gestiona su repatriación

Concentración del sábado en Bueu para reclamar la liberación de Pablo Costas. | // SANTOS ÁLVAREZ

La odisea de Pablo Costas ha llegado a su fin. El patrón del buque “Cobija” fue puesto ayer en libertad junto al resto de su tripulación poniendo así fin a casi un año de cautiverio en el puerto de Al Mukalla, en Yemen. El Ministerio de Asuntos Exteriores confirmó ayer la liberación del marinero de O Morrazo y la puesta en marcha del dispositivo para su pronta repatriación, algo que debería suceder en los próximos días, pero para lo que aún no hay una fecha definida.

El regreso de Pablo Costas a casa dependerá ahora de la embajada de España en Arabia Saudí, que es quien llevará la gestión de los vuelos para sacar al buenense de Yemen. Será una operación no exenta de dificultades, ya que a la necesidad de buscar disponibilidad en los vuelos se une el hecho de que Yemen es un país en guerra, por lo que se habilitará seguridad para su traslado desde el centro de Al Mukalla hasta el aeropuerto.

Los primeros movimientos que desembocaron en la liberación de Pablo Costas se produjeron en la mañana de ayer. Fue entonces cuando el marinero fue trasladado desde el barco que ha sido su hogar durante casi un año hasta un hotel de la ciudad. Junto a él se desplazaron también el marinero peruano y otros 17 de nacionalidad indonesia. A partir de ahí se apuntó a una inminente puesta en libertad que fue anunciada por la agencia rusa Sputnik, sin que pudiese ser confirmada esta información hasta la tarde por Asuntos Exteriores. Tanto a Costas como a sus compañeros les fueron devueltos sus respectivos pasaportes para que pudiesen emprender el viaje de regreso a sus casas.

Costas permanecía en Yemen desde septiembre de 2020 después de que el buque que patroneaba, el “Cobija”, fuese acusado de pesca ilegal en aguas del Índico por las autoridades australianas. A pesar de que en principio la sanción era de tres meses de arresto, se vio retenido en el puerto de Al Mukalla, donde ha tenido que vivir una situación casi dantesca, al haberse agotado los alimentos y el agua potable, llegando incluso a tener que beber el agua de las letrinas después de ser hervida.

La Central Unitaria de Traballadores (CUT) emprendió una campaña para conseguir su liberación, implicando a las instituciones locales y realizando dos concentraciones en Bueu, la última de ellas este domingo, en la que se reunió a un millar de personas, según los datos facilitados por los organizadores del acto.

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