Infectaban el equipo informático de las víctimas y se hacían pasar por Correos, la Agencia Tributaria, Hacienda o la DGT. Utilizaban la técnica conocida como “email spoofing” (suplantaban la identidad de las empresas y organismo oficiales) e instalaban en los ordenadores de las víctimas un software malicioso con el que habrían conseguido desviar a sus cuentas grandes cantidades de dinero. La Guardia Civil ha desarticulado una organización delictiva dedicada a cometer estas estafas a través de internet y ha detenido a 16 personas.

Las detenciones han tenido lugar en Ribeira (A Coruña), Madrid, Parla y Móstoles (Madrid), Seseña (Toledo), Villafranca de los Barros (Badajoz) y Aranda de Duero (Burgos). A todos se les acusa de los presuntos delitos de estafa y pertenencia a organización criminal.

Pretendían estafar más de 3.500.000 euros

Bajo el nombre de Aguas Vivas, la operación se inició con una investigación hace más de un año, tras varias denuncias presentadas por diferentes organismo oficiales, situados en todo país, por la supuesta infección de sus equipos informáticos con algún tipo de software malicioso. En el marco de esta operación, los agentes han esclarecido 20 delitos de estafa, por un importe total defraudado de 276.470 euros, de los cuales han podido ser recuperados 87.000 euros. Además, han bloqueado tentativas de transferencias por un importe de 3.500.000 euros, después de analizar más de 1.800 correos electrónicos.

Asimismo, se han realizado 2 registros en Madrid, en los que han intervenido documentación, dispositivos móviles y equipos informáticos.

"Modus operandi"

Los denunciantes recibían en sus cuentas de correo electrónico unos mensajes, supuestamente provenientes de organismos oficiales como la Agencia Tributaria, Hacienda, Correos o DGT, en los que se les requería pagar deudas fiscales, abonar multas de tráfico o recoger paquetes, para lo cual debían abrir un enlace inserto en el correo recibido para ver los detalles.

Cuando accedían al enlace, en realidad estaban entrando a una dirección o web desde la que, en segundo plano, era descargado e instalado el programa malicioso.

Una vez instalado en el ordenador, sin que el usuario se diera cuenta, permanecía latente a la espera de ser activado en el momento en que este accediera a cualquier página web de un banco ejecutando una transacción.

El software malicioso interceptaba y modificaba entonces los datos emitidos, consiguiendo que las beneficiarias del dinero fueran un total de 30 cuentas bancarias pertenecientes a la red.

Tras ello, el dinero era diversificado mediante su envío a otras cuentas, o mediante extracción de efectivo en cajeros, transferencias por Bizum, tarjetas Revolut, etc., con el fin de dificultar la posible investigación policial.

Una característica en la que coincidían todas la víctimas es que, una vez que realizaban cualquier operación bancaria a través de la web, sus ordenadores se reiniciaban varias veces hasta bloquearse el acceso, comprobando más tarde que se habían realizado transferencias de grandes cantidades de dinero a cuentas de desconocidos.