Segundo C.V., el salesiano de Vigo acusado de abusos a menores durante un campamento en la localidad potevedresa de Cambados y durante una peregrinación a Santiago, negó todas las acusaciones en el inicio del juicio que comenzó este martes en la Audiencia de Pontevedra. La vista arrancó con la aportación de nuevas pruebas por parte de la Defensa, como unas conversaciones de WhatsApp entre el acusado y algunas de las víctimas, que la Fiscalía rechazó por no considerarlas suficientemente acreditadas, pero que las acusaciones particulares admitieron ya que se trata de conversaciones entre un adulto y unos menores realizadas de madrugada.  

El acusado contestó durante más de una hora a las preguntas del fiscal, el tribunal y a su defensa. Rechazó contestar a las acusaciones particulares y a los abogados de la Congregación de Salesianos Don Bosco, que reclama la responsabilidad civil subsidiaria que se le demanda como institución responsable de la custodia de los menores.  

En su declaración, Segundo C.V. negó todas las acusaciones. Respondió un categórico “no” a las preguntas sobre si tocó los genitales a los chicos, si introdujo la mano dentro de sus pijamas o de sus sacos de dormir, o sobre si visitó las habitaciones de los menores, de entre 14 y 15 años de edad, durante las noches en las que se denuncian los hechos.

Hizo, sin embargo, una rectificación sobre su declaración inicial. Si en 2019 negó haber entrado en el cuarto de alguno de los denunciantes durante la noche, ahora admite que entró a “mover” a uno de los menores porque estaba roncando. Argumentó que dos años dan para pensar mucho en las situaciones y que ahora sí recuerda que entró en el cuarto durante la noche del 15 de julio de 2019 para mover a uno de los jóvenes porque roncaba. Es en esa fecha cuando uno de los monitores del campamento atestigua que vio entrar a Segundo C.V., en la habitación y le preguntó “¿qué estás haciendo aquí?”

Tras el acusado, comenzó la declaración de los menores víctimas de los supuestos abusos. Lo hacen a puerta cerrada y tras un biombo para no tener contacto visual con el acusado.