La prisión de Picassent ha puesto en marcha el protocolo de vigilancia especial sobre el presunto asesino de Wafaa Sebbah, David S. O., alias El Tuvi, para prevenir posibles agresiones que comprometan su vida y, por tanto, que pueda responder de sus actos ante la Justicia. Se trata de una medida habitual para determinados delitos, especialmente los que, como este, entrañan el asesinato y la más que probable violación de una joven, pero, además, en este caso, entre los internos hay amigos de la familia de la chica, lo que ha hecho a los responsables de la cárcel extremar todas las precauciones.

De momento, el hombre acusado de raptar y asesinar a la joven de 19 años, cuyo cuerpo sin vida arrojó a un pozo de 15 metros de profundidad en una finca citrícola que era en aquel momento de sus padres, está en el proceso de valoración médica para aplicarle el protocolo de prevención de suicidios (PPS), por lo que ha sido ingresado en el Enfermería del centro y no en uno de los módulos ordinarios.

Se trata de una doble estrategia, para garantizar su seguridad, tanto por que él pudiese atentar contra su vida, algo poco probable, como para evitar que sea objeto del ataque de algún recluso.

A ello se une la actual situación sanitaria, que obliga a todos los internos recién ingresados a pasar un periodo de cuarentena de diez días sin contacto con otros presos, con el fin de evitar un posible contagio de covid a los que ya están en la cárcel.

De momento, ese será su destino, al menos en las primeras semanas y mientras se mantenga el PPS, que se aplica no solo en delitos de asesinato, agresión sexual o en primeros ingresos, sino también en casos, como este, de fuerte trascendencia mediática.

El vaciado del pozo

Mientras, todo está preparado para que los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) inicien la extracción de agua y lodo del interior del pozo de Casa Vidalet donde El Tuvi confesó haber arrojado a la joven. El objetivo, tal como adelantó Levante-EMV, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, es completar la autopsia, por un lado, y buscar más evidencias del crimen. Para ello, deberán secar el pozo —había alrededor de dos metros de agua en este momento, pero el nivel es cambiante en función de la capa freática— y tanto el agua como el barro serán cribados al milímetro para recuperar cualquier elemento ajeno a la tierra que pueda tener relación con el hecho criminal.

De momento, los forenses consideran como causa más probable la muerte por asfixia, dado que la cabeza de la joven estaba completamente envuelta con cinta de embalar, pero para confirmarlo necesitan los resultados del estudio histopatológico. Además, no descartan otros métodos homicidas, como el estrangulamiento, a juzgar por algunos hallazgos en los restos óseos, en concreto, en el hueso hioides, que se suele fracturar por la presión que ejerce el asesino sobre el cuello de la víctima.

Así mismo, tendrán que examinar cada resto óseo para confirmar o descartar el uso de otras armas, en el caso de que hubieran dejado mella.

El pésimo estado de conservación del cuerpo ha llevado a la destrucción de muchos de los tejidos que ayudarían a los médicos a saber qué hizo exactamente el presunto asesino, por lo que serán el resto de estudios complementarios los que ayuden a los forenses en una autopsia que está previsto que se prolongue por espacio de varias semanas hasta poder alcanzar una conclusión definitiva.

De momento, y dado que El Tuvi se limitó a decir dónde estaba el cuerpo pero no cómo la mató, ni qué violencia ejerció sobre la joven, la Guardia Civil elabora su informe a partir de lo hallado en los registros y de la situación en que fue encontrado el cadáver.

Los agentes de Homicidios de València y de la UCO creen que la llevó en contra de su voluntad a la casa familiar en la urbanización Puig Gros de Carcaixent, en la partida Pla, en la tarde-noche del 17 de noviembre de 2019, y que, una vez allí, intentó tener relaciones sexuales a las que la joven se negó. A partir de ahí, la habría agredido sexualmente, para lo cual la habría inmovilizado atándole las manos con cuerdas —tenía el sujetador cortado y le faltaba la ropa interior, y carecía de suéter, por lo que sospechan que fue él quien la vistió— y amenazado, posiblemente, con algún tipo de arma.

Después, ya de noche, la habría trasladado con su coche desde esa vivienda a Casa Vidalet, otra finca de la familia ubicada a 5,2 kilómetros por el camino más corto, donde se habría deshecho del cuerpo ya sin vida de la chica arrojándola al pozo de riego.