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Semana negra | Un crimen tres días antes de jubilarse

El subteniente Perdigón, dos días antes de jubilarse, en el lugar del crimen.

El subteniente Alejandro Perdigón se jubiló el pasado jueves, tras cuarenta años en la Guardia Civil. Durante varios años dirigió el Equipo Mujer Menor (Emume), el grupo especial de la Benemérita que investiga los casos más graves de violencia de género y a menores. Los tres últimos años ha estado al frente de la Guardia Civil de sa Pobla, y todo parecía apuntar a que podría pasar tranquilo sus últimos días en activo hasta que el pasado lunes se descubrió el asesinato de una mujer y su hijo en un domicilio del municipio. De no ser un asunto tan grave, hubiera podido recordar al argumento de una película, en la que el policía se encuentra con un crimen a tres días de jubilarse. En cualquier caso, el brigada volvió a rememorar sus años en la Policía Judicial, y con éxito. El asesino fue detenido el mismo día y el miércoles, doce horas antes de que Perdigón se jubilara, era conducido a disposición judicial y trasladado a prisión.

El yonqui que le vacilaba a los guardias civiles de Inca

Una multitud se agolpó el miércoles en la puerta del juzgado de Inca a la espera de que saliera de allí el acusado de asesinar a su mujer y su hijo en sa Pobla. Entre ellos, un conocido toxicómano de la localidad en busca de gresca. El hombre se saltó el cordón policial y se quedó pegado a la puerta, sin mascarilla y con una lata de cerveza en la mano. Un guardia civil le dijo que debía irse de ahí y el yonqui empezó a vacilarle:

-Caballero, muévase hacia la derecha.

-¿Cómo? Es que no oigo bien.

- ¡Que se mueva hacia la derecha!

-Eso es la izquierda.

- ¡Hacia mi derecha!

- Es que no puedo, soy discapacitado.

El hombre volvió a liarla cuando los agentes se marcharon, aprovechando que un cámara de televisión había tirado accidentalmente las vallas metálicas que la Policía Local había colocado para contener a la muchedumbre. Ni corto ni perezoso, empezó a lanzar las barreras a la calzada mientras gritaba: «¡Mataniños!». Como sería la escena que otros toxicómanos le llamaron la atención. Al final, varios policías y guardias civiles volvieron al lugar para que se dejara de tonterías.

El asesino, en patucos ante la jueza de guardia

Alí Kouch, el presunto autor del doble asesinato, llegó a los juzgados de Inca con unos llamativos patucos en los pies. Resulta que la Guardia Civil le había requisado las chanclas que llevaba cuando fue detenido para analizarlas en el laboratorio en busca de posibles pruebas. El hombre rechazó avisar a un familiar para que le llevara unos zapatos y acabó ante la jueza de esa guisa.

En la terraza, durante el registro en la casa del tirador

Un espectacular despliegue policial se desató en la tarde del jueves en la plaza de Llorenç Bisbal, en el barrio palmesano de sa Gerreria. La investigación policial determinó que uno de los autores del tiroteo del pasado martes en la calle Sant Fulgenci de Son Gotleu tenía fijada su residencia en el número cinco. Un dispositivo se estableció en el lugar mientras los investigadores obtenían la correspondiente orden judicial de entrada y registro para irrumpir en el inmueble. Ajenos a todo esto, varias personas encontraban acomodo en las terrazas y disfrutaban de las suaves temperaturas. En un momento dado, una vez obtenido el mandamiento judicial, una docena de agentes con martillos y escudos irrumpieron en la vivienda. Los estruendosos martillazos no fueron lo suficiente atronadores para que ninguno de los usuarios de las terrazas se sobresaltara y se levantara de su asiento, aunque alguno de los golpes hicieron estremecerse las ventanas. 

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