El exprofesor del colegio San Alfonso María de Ligorio de Palma acusado de abusos a diez alumnas de entre 12 y 17 años entre 2016 y 2018 alegó ayer en el juicio que sus tocamientos no tenían connotaciones sexuales. «Eran gestos cariñosos en los hombros y los brazos, pero nunca con intención. La palabra acariciar no describe lo que sucedió», alegó para minimizar sus contactos con las adolescentes. «Soy un tocón», resumió. El procesado, para quien la fiscalía pide 24 años de cárcel, negó las acusaciones más graves y rechazó haber manoseado a ninguna menor en los pechos o el culo. Una de las víctimas explicó que el hombre le daba caricias en el hombro y la espalda en clase. «No tuve la fuerza para decirle que parara. Me daba miedo. La única manera de defenderme fue no ir más a sus clases», contó.

El procesado, de 64 años, impartía clases de Matemáticas a alumnos de ESO hasta que fue despedido tras su detención en enero de 2018. El acusado negó en su declaración haber abusado sexualmente de las adolescentes y, aunque admitió que solía tocarlas, rechazó un ánimo libidinoso en su comportamiento. «Soy un tocón. Eran gestos cariñosos, de contacto. Lo hacía igual con alumnos que con alumnas. La palabra caricias no representa lo que ocurría», explicó a preguntas de la fiscal sobre los tocamientos en brazos, hombros y espalda que relatan algunas chicas. El hombre sostuvo que debido a sus problemas de vista y audición se veía forzado a acercarse mucho a los alumnos y se apoyaba en ellos para explicarles las dudas. También afirmó que la medicación que toma por su trastorno bipolar  le hace ser «más efusivo».

El exprofesor rechazó haber manoseado a alguna alumna en sus partes íntimas. «Nunca toqué por dentro de la ropa. Puede que con alguna chocara y le rozara los pechos, pero nunca intención», afirmó. También negó haber tocado el culo a una adolescente mientras hacía ejercicios en la pizarra y haberle dicho a otra, una menor con discapacidad, que quería tener sexo con ella, así como otros comentarios similares.

El sospechoso indicó que en el colegio había una cantidad importante de alumnos conflictivos y dijo no saber por qué fue denunciado: «Llevo cuatro años intentando adivinarlo. He llegado a pensar que es un complot».

La única alumna del acusado que declaró en la primera sesión del juicio, celebrado en la Audiencia Provincial de Palma, narró entre lágrimas los «acercamientos» del acusado cuando ella tenía. «Cuando me explicaba me hacía caricias en el hombro y la espalda. Se apoyaba y me acariciaba. No tuve la fuerza para decirle que parara, me daba miedo. La única manera de defenderme fue no ir más a sus clases», relató.

El director, la jefa de estudios y dos tutoras del colegio explicaron que recibieron quejas de las alumnas a partir de noviembre de 2017. «Contaron que se acercaba y las tocaba. Se sentían incómodas y algunas estaban angustiadas», narraron los profesores. Según dijeron, tras un primer apercibimiento la situación se normalizó pero apenas dos meses después volvieron a recibir quejas de alumnas. «Todas me contaron lo mismo: que le metía mano por la espalda dentro de la camiseta, que les tocaba el sujetas, que les rozaba el pecho. No podían más, se sentían desprotegidas», explicó la jefa de estudios.

Tras este segundo episodio, el centro apartó al acusado y el director contactó con la Policía Nacional, que organizó una charla para recabar testimonios y a finales de enero de 2018 arrestó al profesor. El juicio continúa hoy.