La Policía Nacional busca desde este viernes por la noche a un hombre que huyó a la carrera tras matar a otro a golpes durante una riña entre ambos junto a un parque de juegos infantiles, en un área residencial de unifamiliares en la playa de Gandía conocida como urbanización Kentucky.

Este nuevo homicidio ocurrido en la provincia de València se produjo poco antes de las nueve y media de la noche de este viernes, cuando dos hombres se enzarzaron en una violenta pelea por razones que todavía investiga la comisaría de Gandia.

Uno de ellos se armó con una barra de hierro y amenazó al otro, quien cogió un palo de madera para intentar defenderse y contrarrestar el ataque. Sin embargo, el agresor logró golpearle primero con el hierro, provocándole una brutal fractura craneal que le produjo la muerte de manera prácticamente instantánea. Se trata de un hombre de 40 años y nacionalidad lituana.

Al darse cuenta de lo sucedido, el agresor abandonó la zona a la carrera, aunque la Policía Nacional cuenta con testigos que le vieron huir, de manera que conoce su descripción, aunque al cierre de esta edición aún no había podido identificarlo. Los testigos recuerdan que vestía un pantalón vaquero y unas zapatillas deportivas de color verde.

Al parecer, según las primeras investigaciones, ambos residían de manera ilegal en uno de los numerosos chalés que hay en esa zona, a lo largo de la calle de la Garceta Blanca.

Chalés embargados por el banco

Se trata de una zona residencial ocupada por chalés de lujo. Aunque la mayoría -hay alrededor de un centenar de unifamiliares adosados e independientes- continúan en manos de sus propietarios, hay una quince de casas que han acabado siendo propiedad de bancos al quedar embargados porque sus dueños no pudieron seguir haciendo frente al pago de la hipoteca.

Esos chalés han sido ocupados ilegalmente en los últimos años y, según los vecinos, son numerosos los conflictos con alguno de esos moradores.

El cuerpo sin vida de la víctima fue levantado poco después de las once de la noche por orden del juez de guardia de Gandía, después de que fuera examinado por el forense, mientras los agentes de la Policía Científica recogían el arma homicida y realizaban una minuciosa inspección ocular de toda la zona.