El atestado entregado por la Guardia Civil al juzgado tras la detención de los dos presuntos autores de la agresión a dos policías locales el pasado día 2 en Cala Rajada refleja el trabajo realizado por los agentes de la Benemérita para desentrañar lo ocurrido, en condiciones a veces complicadas. Varios miembros del clan de los Torres, que atacaron a los policías y empleados del hotel que se habían quejado por las molestias de una fiesta en su domicilio, vertieron acusaciones de racismo y denunciaron a su vez a los policías por haberles tirado al suelo, algo que no aparece en ningún momento en el vídeo del altercado que grabó un testigo. A lo largo de ese fin de semana los agentes de la Benemérita identificaron a los implicados a partir de ese vídeo, tomaron declaración a once denunciantes y siete testigos, y realizaron gestiones para localizar a los responsables. Las pesquisas se saldan con la detención, el día 5, de los presuntos agresores de los policías y la localización de otros tres denunciados por amenazas.
Los hechos ocurrieron el viernes 2 de abril a partir de las seis de la tarde, cuando dos agentes de la Policía Local de Capdepera que habían acudido por una fiesta que se celebraba en un piso de Cala Rajada fueron atacados por una decena de personas, miembros de un clan familiar muy conflictivo. Los agresores amenazaron y causaron lesiones también a los empleados de un hotel cercano, de donde partieron las quejas por la fiesta. El incidente fue grabado en vídeo por varios testigos
En el informe que la Policía Local entregó a la Guardia Civil a las diez y media de esa noche solo se identificaba a uno de los presuntos agresores. De manera que la Benemérita comenzó el sábado por un análisis de los vídeos, en los que se apreciaba cómo varios de los familiares, miembros de un clan conocido como los Torres, golpeaban a los policías, mientras que otro arroja objetos, como un cenicero, desde el balcón de su casa. De esta manera se logró establecer la identidad de cinco de los implicados en el incidente. Otros dos partícipes no pudieron ser identificados.
A lo largo del sábado 3 de abril, y el domingo 4, la Guardia Civil tomó declaración a once denunciantes y tres testigos.
Entre los primeros en declarar estuvieron los agentes de la Policía Local de Capdepera que fueron agredidos al intentar evitar que un grupo de familiares, muy agresivos, accedieran al interior del hotel al tiempo que proferían amenazas de muerte contra su dueño. Los dos coincidieron en que el grupo, formado por una decena de personas entre las que había hombres y mujeres, les rodeó y logró separarles. Uno de ellos recibió varios puñetazos y fue derribado, por lo que tuvo que refugiarse en el coche patrulla, mientras los atacantes proferían insultos y amenazas.
El sábado compareció en el cuartel de la Guardia Civil de Artà el patriarca del clan, que manifestó que el propietario del hotel le dirigía insultos racistas cada vez que se cruzaba con él, y que el día del altercado uno de los policías locales le había empujado, por lo que había caído al suelo y perdió el conocimiento. Su mujer, que declaró inmediatamente después, ratificó su versión y dijo que un policía local también la tiró al suelo a ella de un manotazo y se había golpeado con el bordillo. Estas agresiones no aparecen en ningún momento del vídeo.
Posteriormente se tomó declaración a otras diez personas, entre las que estaba el propietario del hotel, así como varios familiares, empleados y clientes del establecimiento. El relato de todos ellos coincide. Explican que tras quejarse por el ruido de la fiesta en el balcón, la Policía Local envió a una patrulla. Los miembros del clan de los Torres reaccionaron de forma muy violenta. Varios de ellos trataron de entrar en el hotel mientras proferían amenazas de muerte, y cuando los policías se lo impidieron la emprendieron a golpes con ellos. Luego volvieron a intentar entrar en el hotel y les propinaron patadas y agarrones. También arrojaron objetos desde el balcón, que alcanzaron a un cliente, al que le rompieron el reloj, y causaron daños en el coche del dueño del establecimiento.
El sábado, los guardias examinan el hotel, donde confirman los daños por el lanzamiento de objetos y las pintadas denunciando racismo. Los guardias acuden también al domicilio del patriarca del clan para tratar de averiguar el paradero de los presuntos autores de la agresión. El hombre dice desconocer su paradero. A lo largo del domingo hay nuevos contactos para que se presenten en el cuartel de Artà. Lo hacen el lunes y son detenidos.
Posteriormente, el alcalde de Capdepera criticó la tardanza en los arrestos y pidió una investigación interna para aclarar si hubo falta de diligencia por parte de la Guardia Civil.
«Le alcé la mano al policía y se cayó»
Los dos hermanos detenidos por la agresión a los policías, de 30 y 36 años, fueron detenidos el lunes, tras presentarse en las dependencias de la Guardia Civil de Artà. El primero negó haber agredido a ningún policía, y dijo que solo trató de separar a su hermano. El segundo admitió que había consumido alcohol y drogas. Dijo que «alzó la mano» al policia y este perdió el equilibrio y cayó. Cuando le preguntan si por alzar la mano quiere decir que le pegó un puñetazo, contesta que sí, «pero yo a eso le digo alzar la mano».
