Caso Abierto - Diario de Mallorca

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El altercado de Cala Rajada, al minuto

El atestado de la Guardia Civil revela la inicial falta de colaboración de la Policía de Capdepera tras la agresión a sus agentes - Se negaron a dar las identidades de los implicados por teléfono y en su informe solo aparece la filiación de un sospechoso

Tumulto en el que varios miembros del clan de los Torres agreden a un agente de la Policía de Capdepera.

Los responsables de un hotel de Cala Rajada llevaban horas aguantando el ruido de una fiesta en un edificio de enfrente, el 2 de abril, cuando decidieron avisar a la Policía Local de Capdepera. Dicen que hay un grupo de quince personas en el balcón frente al establecimiento, sin mascarilla, bebiendo y fumando, y con la música muy alta. Desde la Policía les indican que deben enviar una instancia al Ayuntamiento. Tras nuevas llamadas de queja, finalmente movilizan una patrulla. El coche con dos agentes de la Policía Local recibió el aviso a las 17:45 horas. No podían imaginar lo que les esperaba.

Según recoge el atestado que la Guardia Civil entregó al juzgado, la presencia policial exacerba los ánimos de las personas que estaban de fiesta en el piso. Se les conoce como los Torres, y forman un clan muy conocido en medios policiales de la zona. Varios de ellos se dirigen muy agresivos al hotel de donde han partido las quejas con amenazas de muerte. Los dos policías intentan apartarles y los Torres se enfrentan a ellos. Una decena de familiares, hombres y mujeres, rodean y separan a los agentes. Uno de ellos recibe varios puñetazos hasta que cae al suelo y se refugia en el coche patrulla. Varios de los Torres vuelven a intentar entrar en el hotel entre amenazas de muerte al propietario, aunque empleados y clientes se lo impiden. La hija del dueño recibe agarrones y patadas. Desde el balcón vuela un cenicero que golpea a un testigo en la mano y le rompe el reloj, y una botella destroza la luna del coche del hotelero.

Investigan la agresión a un policía local en Cala Rajada

Vídeo del tumulto

Una patrulla de la Guardia Civil de la zona llega al lugar a las 18:20. Previamente se ha unido otro coche de la Policía Local, por lo que son cuatro los agentes en el lugar. Junto a ellos hay un miembro del clan de los Torres. Los policías comentan a los guardias que han recibido empujones e insultos de los familiares. Cuando les es preguntan si están lesionados lo niegan. Solo les han empujado cuando les han impedido acceder al hotel. Los guardias tratan de hablar con los Torres, que han vuelto a su balcón, pero solo reciben improperios, tildándoles de racistas. Entonces se entrevistan con los trabajadores del hotel. Una joven les muestra laceraciones en el brazo, producto, dice, de un agarrón cuanto intentó evitar que los Torres entraran en el establecimiento. Comenta además que un cliente del hotel ha grabado el altercado con su móvil. Al ver el vídeo, el guardia comprueba que un grupo de familiares había rodeado a los policías y que varios de ellos habían propinado puñetazos a uno de ellos hasta hacerle caer al suelo.

El guardia civil vuelve donde están los policías. Junto a ellos hay ahora dos de los Torres. Le pregunta a uno de ellos quién ha golpeado al agente, y este niega que haya habido ninguna agresión. El guardia se dirige entonces al policía: «¿Te han pegado?». Este asiente con la cabeza. El familiar se encara entonces al policía: «¡No digas mentiras!». Este hombre se muestra cada vez más agresivo. Toca con el índice el pecho del guardia y reclama respeto por ser gitano. El agente le requiere para que se tranquilice y se ponga la mascarilla. Una mujer que dice ser su madre se acerca para calmarle y él le responde muy agresivo. Cuando el guardia le pide que se identifique, se niega: «¡Me vais a identificar por los cojones!». Se niega a facilitar su identidad hasta en cinco ocasiones. Desde el balcón, un grupo de familiares se muestra cada vez más alterado y les insultan a gritos: «¡Racistas, hijos de puta!».

Los guardias ven que uno de los policías se aparta junto al que parece el patriarca del clan, con el que habla de forma reservada. Posteriormente cuestionan a los policías sobre qué van a hacer respecto al delito de atentado que han sufrido. Les responden que harán un informe. Les preguntan si conocen las filiaciones de los implicados y si se las podrán facilitar, y les dicen que sí. Ante la situación de calma tensa y teniendo a los posibles autores del delito identificados, los agentes se marchan del lugar para evitar un enfrentamiento violento.

A las 19:52 desde el cuartel de la Guardia Civil de Artà se solicita a la Policía Local de Capdepera la identidad de los agresores. La respuesta es negativa. Desde la Policía aportan «versiones inconexas» para no facilitar estos datos. A las 22:30 la Guardia Civil recibe el informe de la Policía por posible atentado y desobediencia grave a agentes de la autoridad. Este informe refiere que un miembro del clan de los Torres se había dirigido muy alterado hacia el hotel profiriendo insultos y amenazas. Cuando los dos policías intentaron evitar que accediera al hotel, se vieron rodeados por un grupo de familiares. Los dos agentes refieren haber recibido golpes. El informe solo incluye la identidad de uno de los agresores.

Reunión entre Delegación y el Ayuntamiento.

Enfrentamiento entre Delegación y Ayuntamiento

El hecho de que los presuntos agresores de los policías no fueran detenidos hasta el lunes, tres días después, cuando se entregaron a la Guardia Civil, provocó una reacción airada del alcalde, Rafel Fernández, que ha solicitado tanto al ministerio del Interior como al Defensor del Pueblo una investigación interna para aclarar los motivos de lo que considera una demora injustificada de los arrestos.

Daños y pintadas

Durante el altercado varios de los integrantes del clan de los Torres arrojaron objetos desde el balcón de su casa. Un cenicero alcanzó en la mano a un cliente del hotel y le rompió el reloj. También lanzaron una garrafa de agua y una botella de whisky, que rompió la luna del coche del dueño del establecimiento. El propietario del hotel declaró que, tras marcharse las patrullas de Policía y Guardia Civil, siguieron insultándoles desde el balcón, y al día siguiente escribieron pintadas: «No más racismo» en paredes de las proximidades de su hotel.

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