Los investigadores de la Policía Nacional no han hallado indicios de criminalidad en el esqueleto descubierto el lunes en una rotonda junto a la autopista de s’Arenal, a la altura del Coll d'en Rabassa. A falta de la identificación oficial del cadáver, que se tendrá que realizar mediante pruebas de ADN a causa del estado de descomposición del cuerpo, todo parece apuntar que el fallecido sería Pablo Flores Leiva, vecino de Inca que estaba desaparecido desde agosto de 2017. Esto implicaría que el cuerpo llevaría más de tres años oculto entre los matorrales de la rotonda.

Cuando los agentes de la Policía Nacional inspeccionaron el lugar donde estaban los restos encontraron una cartera con un documento a nombre de Pablo Flores y un teléfono móvil. Los investigadores comprobaron esa misma tarde que este vecino de Inca estaba en paradero desconocido desde agosto de 2017, aunque su desaparición no fue denunciada por sus familiares hasta enero de 2018.

Esta desaparición no fue considerada inquietante por la Guardia Civil, en el sentido de que no había constancia de que Flores hubiera podido ser víctima de un acto criminal. Se trataba de una persona de 53 años cuando desapareció, y que sufría una enfermedad grave. Su propia familia tardó tanto en denunciar su ausencia porque no era extraño que pasaran temporadas sin tener noticias de él.

Desde que se denunció oficialmente su desaparición, el 4 de enero de 2018, Flores había sido incluido en los listados de personas desaparecidas en Mallorca.

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Hallan un cadáver descompuesto en una rotonda en el Coll den Rabassa Guillem Bosch

El cuerpo fue descubierto finalmente el lunes por la mañana, en el interior de un pinar en una isleta de difícil acceso, entre la autopista de s’Arenal y la salida hacia el centro comercial Fan. Parece ser que los operarios del servicio de Carreteras del Consell realizaron unos trabajos de desbroce en la zona que dejaron los restos a la vista.

Tras recibir el aviso sobre el hallazgo, la Policía Nacional envió al lugar a una de sus patrullas, que confirmó que se trataba de un esqueleto humano. La Policía acordonó la zona y se movilizó a investigadores de los grupos de Homicidios y Policía Científica, así como a un forense, que realizaron una detenida inspección ocular.

El cuerpo estaba oculto entre la maleza hasta que operarios de Carreteras realizaron trabajos de desbroce

Los investigadores encontraron junto a los restos una cartera que contenía un documento a nombre de Pablo Flores Leiva, así como un teléfono móvil.

Aunque inicialmente se apuntó que el cadáver podría tener una antigüedad de varios meses, no se descarta que fueran incluso años, lo que cuadraría con el hecho de que Flores llevase desaparecido desde verano de 2017.

Desde la Policía Nacional se ha solicitado a la Guardia Civil los informes realizados a raíz de la denuncia de desaparición. Los investigadores constataron que no había realizado ningún movimiento en sus cuentas bancarias desde entonces, y que la señal de su teléfono móvil se había perdido. Los forenses deberán realizar diversas pruebas para determinar la fecha y las causas de la muerte, y la identificación oficial tendrá que hacerse con pruebas de ADN.