Caso Abierto - Diario de Mallorca

Caso Abierto - Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Delincuentes 2.0: del submarino al dron

Equipo Pegaso de la Guardia Civil de Pontevedra.

La guerra contra la delincuencia se libra ya en el cielo. Los vehículos aéreos no tripulados se han convertido en un gran aliado en las tareas de salvamento y en lucha contra los incendios forestales y tienen gran utilidad para las fuerzas de seguridad en labores de vigilancia contra el tráfico de drogas y fronteras.

Pero además, estas herramientas tecnológicas son los nuevos aliados de los delincuentes, especialmente en tiempos de pandemia: desde el espionaje y el robo de datos, a la distribución de drogas y teléfonos móviles en varias cárceles españolas o los robos a domicilio, especialmente en casa de futbolistas.

Ángel di María, jugador del PSG, es la última víctima de una banda de atracadores que utilizaron un dron para vigilar su vivienda a las afueras de París mientras él disputaba un partido. La tecnología les permite detectar posibles accesos a la vivienda, así como los sistemas y medidas de seguridad de los que dispone la casa. En este caso no les importó que hubiera gente en su interior, y los mantuvieron secuestrados mientras duró el robo.

Las claves

Drones intervenidos

Cuatro drones para transportar drogas, armamento y demás material intervenido en febrero en la operación Rond-Hornet en Ceuta que se saldó con doce detenidos, entre ellos un experto piloto de aeronaves no tripuladas.

Robos a futbolistas

El bum de robos en casa de los futbolistas, aprovechando cuando disputan un partido, ha creado alarma. Entre las víctimas están jugadores como Iago Aspas, Morata, Thomas, Isco, Lucas, Benzema y Piqué.

Meter droga en prisión

Algunos drones han burlado la seguridad de las prisiones españolas y llevaron teléfonos móviles y droga a los internos. La cárcel de Teixeiro, que fue sobrevolada por un vehículo aéreo no tripulado, UVA, en 2017.


Las fuerzas de seguridad están atentas, especialmente ante la llegada de alguna banda especializada en el robo de viviendas. También preocupa el uso de drones en el tráfico de drogas, que sigue su reconversión particular. El narcosubmarino capturado en Galicia a finales de 2019 fue un capítulo más, pero no es el último, pues los narcos se pasan ahora a los vehículos aéreos no tripulados: difíciles de detectar, tripulados desde tierra y que permiten transportar hasta 25 kilos de droga. De momento en la Comunidad no se ha interceptado ningún vehículo aéreo no tripulado, pero se teme que se utilizan para enviar alijos desde barcos a la costa.

El pasado mes de febrero Policía Nacional y Guardia Civil desarticularon una red dedicada al tráfico internacional de drogas mediante el uso de drones entre Marruecos y Ceuta. En la denominada operación “Rond-Hornet” se intervinieron 4 drones semiindustriales con capacidades de carga desde los 4 hasta 25 kilogramos y otros 3 drones comerciales, que la organización utilizaba para realizar estos transportes cruzando el Estrecho.

El Servicio de Vigilancia Aduanera fue el primero, hace ya cinco años, en probar en Galicia la utilidad de los drones para localizar embarcaciones sospechosas en alta mar. Ahora los narcos incorporan a sus organizaciones pilotos de UAV para transportar droga.

La pandemia del COVID -19 ha sumido al mundo en una crisis sin precedentes y el mercado del narcotráfico no es ajeno a ello., según recoge el último informe mundial sobre drogas de la UNODC. Por eso han puesto sus ojos sobre los drones y también sobre darknet, la internet profunda, para el suministro de drogas. En el mismo informe se advierte que los traficantes de cocaína están diversificando sus rutas marítimas: Venezuela pasa a un segundo plano mientras Brasil y Uruguay van al alza. La DEA, por su parte, alerta de la utilización de drones, para traficar con cocaína: casi 700 “mosquitos” con droga son cazados al año en las frontera de EEUU.

El uso de drones para burlar las medidas de seguridad de las cárceles, preocupa a los sindicatos de prisiones y a la Guardia Civil, tras descubrirse en 2019 en el patio del centro penitenciario de Alahurín de la Torre paquetes con hachís y un teléfono móvil, aparentemente introducidos mediante una de estas aeronaves que apreció estrellada en un campo de fresas. Hubo otro caso en Valdemoro. En enero de 2017, los sindicatos denunciaron que un dron había sobrevolado la cárcel de Teixeiro (La Coruña), aunque entonces no se relacionó el suceso con la intención de introducir productos prohibidos.

Compartir el artículo

stats