Son cuatro hombres y tres mujeres de entre 23 y 32 años. Algunos no se conocían entre sí. Todos participaron en una convocatoria organizada por un hombre de 34 años, con una discapacidad intelectual de un 38% que les ofreció hasta 3.000 euros por someterle a torturas y vejaciones. Acabaron todos detenidos por la Policía y se enfrentan a penas que podrían sumar 18 años de cárcel. Entre ellos hay un delincuente habitual, tres con arrestos aislados y tres sin antecedentes. Todos participaron presuntamente en las prácticas degradantes con un único objetivo: ganar dinero fácil.

Cuando la Policía Nacional les arrestó esta semana tras la denuncia de la víctima se encontró con un grupo heterogéneo con un denominador común: todos habían aceptado participar en un escabroso concurso con sádicos castigos que incluían tatuajes en la cara, coserle los dedos o prácticas escatológicas. La supuesta finalidad era colgar las grabaciones en el canal que la víctima tiene en Youtube.

Entre los participantes hay un palmesano de 32 años con ocho arrestos anteriores, la mayoría por robos con fuerza. Otras dos jóvenes de Palma, de 25 años, fueron menores tuteladas con reseñas por fugas de los centros en los que vivían. Una de ellas fue arrestada el año pasado por malos tratos en el ámbito familiar.

También hay dos hermanos, que viven en el piso donde se llevó a cabo el «concurso». A ella, de 31 años, le consta una detención en 2011 por estafa y falsedad documental. Él, de 23, reconoció haber sido detenido una vez por la Policía Local de Felanitx.

Los otros dos jóvenes participantes, de 23 y 29 años, no tienen antecedentes.

Todos ellos se negaron a prestar declaración ante la Policía tras ser detenidos. Una de las chicas se negó a contestar incluso cuando le preguntaron si había sido detenida alguna vez, si sabe leer o si daba su consentimiento para que los agentes accedieran al contenido de su teléfono.

El organizador, un hombre con una discapacidad intelectual y sin ningún ingreso, les había ofrecido premios de hasta 3.000 euros por someterle a las torturas. Ya lo había hecho otras veces antes, y de hecho había sido denunciado en 2018 por no pagar los premios prometidos. Parece que su estrategia era pedir castigos cada vez más severos y de esta manera, si se negaban a hacerlo, evitar pagarles. Les dijo que lo abonaría mediante transferencia bancaria o en bitcoins, y les enseñó en su teléfono que tenía 30.000 euros invertidos en bolsa. Parece que todos le creyeron.

Desde el viernes al domingo fue sometido a las prácticas: le tatuaron cara y cuerpo, le cosieron los dedos de los pies, le clavaron chinchetas y le pegaron los labios con cola. El domingo por la mañana termina el concurso. El hombre les comenta que tenía que pensar si les pagaba o no. La situación se hizo más tensa. El joven con ocho antecedentes le amenaza: «Como no me pagues te meto una hostia». Esa tarde se va de la casa, llama a una amiga y denuncia lo ocurrido a la Policía.