La Audiencia Provincial ha condenado a cinco años y medio de cárcel a un hombre que provocó un incendio en la antigua prisión de Palma, en el que dos personas resultaron intoxicadas. El acusado actuó para vengarse de los okupas que no le dejaron quedarse allí a dormir. El fallo le declara autor de un delito de incendio con riesgo para las personas, aunque de menor entidad. Además, aprecia como atenuante el trastorno mental que padece causado por su larga adicción a las drogas.

La sentencia declara probado que el acusado prendió fuego a una dependencia de la antigua prisión de Palma hacia las cinco y media de la madrugada del 27 de enero de 2020. Allí había colchones, ropas y numerosos desperdicios, que ardieron. El hombre que solía pernoctar en ella no estaba.

Dos de los moradores intentaron sofocar las llamas con unas garrafas, ya que el recinto no tiene suministro de agua, y sufrieron intoxicaciones leves por el humo. El incendio fue extinguido por los bomberos.

Según el fallo, el acusado provocó el incendio como represalia contra los okupas, ya que ninguno de ellos le había permitido pasar allí la noche y tuvo que irse a dormir a un parque. El tribunal considera que puso en riesgo a las personas que estaban en ese momento en el lugar, pero considera que el incendio fue de menor entidad y todos pudieron salir por sus propios medios del recinto. Los afectados, señala, lo fueron al intentar sofocar las llamas y no por el incendio en sí mismo.

Los magistrados consideran además que actuó con sus facultades levemente mermadas por el consumo de drogas y alcohol, ya que es politoxicómano desde hace 24 años y padece una demencia precoz.

El acusado negó su implicación durante el juicio, pero varios testigos le oyeron decir: «Si yo no puedo dormir aquí, no va a dormir ni Dios». Al día siguiente, lo vieron manchado de hollín.