Efectivos de la Policía Nacional han detenido a un hombre en Palma por su presunta relación con una organización criminal que explotaba sexualmente a mujeres rusas y polacas. También han arrestado a otras 16 personas en Alicante y Valencia.

Esta organización desmantelada estaba asentada en Alicante y Valencia. No obstante, contaba con ramificaciones internacionales en Polonia, Alemania, Reino Unido, Ucrania y Rusia. Esta red de proxenetas proporcionaba a las mujeres certificados médicos falsos para que pudieran viajar desde sus países de origen sin problemas. Así lograban evitar el cierre de fronteras provocado por la covid-19.

Más de un centenar de agentes de la Policía Nacional participaron en la operación policial, que se saldó con el detenido en Palma, una decena de arrestados en Alicante y otros seis en Valencia. Como consecuencia de esta redada, tres de estos proxenetas ingresaron ingresado en prisión y dos mujeres fueron liberadas.

En Alicante se realizaron cinco registros y otros tres en Valencia. Los agentes intervinieron dos vehículos, 16.000 euros en efectivo, 30 terminales telefónicos, cinco ordenadores portátiles, diversas joyas, cartas de identidad falsas y abundante documentación.

La investigación se inició después de que una de las víctimas consiguiera denunciar, ante la Policía Nacional, la explotación sexual a la que estaba siendo sometida. Tras diversas pesquisas, los investigadores comprobaron que esta red de proxenetismo se había asentado en España. Captaba mujeres en Polonia y Rusia con falsas promesas de trabajo en España, Reino Unido o Alemania.

La organización daba a las víctimas certificados médicos falsos para eludir el cierre de fronteras por la covid-19

Tráfico de drogas

Una vez desplazadas las víctimas a estos países, los proxenetas coaccionaban a las mujeres mediante intimidación o la imposición de deudas. Finalmente eran obligadas a prostituirse en pisos que la organización alquilaba para ese fin.

El cierre de fronteras provocado por la pandemia de la covid-19 obligó a esta organización criminal a buscar alternativas para desplazar a las mujeres desde sus lugares de origen hasta los diferentes países de destino.

Otra organización delictiva que les proporcionaba, a cambio de elevadas sumas de dinero, certificados médicos falsos que permitían a las mujeres viajar y entrar en esos países sin problemas. El salvoconducto aducía que iba a tratar supuestas dolencias y vulneraban de esta manera las restricciones sanitarias establecidas por la pandemia.

El cierre de fronteras supuso importantes pérdidas para esta organización de proxenetas. Por este motivo se dedicaban también al tráfico de drogas y al fraude de tarjetas de crédito.