Cuatro meses después de que la Guardia Civil le detuviera por aprovecharse del estado de somnolencia de su novia para, supuestamente, violarla, grabarla y enviar dicho vídeo a sus amigos, un joven de Barbastro volvió a ser arrestado. En esta ocasión por, al parecer, quebrantar la orden de alejamiento y tener secuestrada durante un día a la chica.

Unos hechos que ocurrieron el pasado mes de agosto y que trascienden ahora que la Fiscalía Provincial de Huesca ha presentado el escrito de acusación contra este joven y su compañero de piso, ya que pudo formar parte del plan para retener a la víctima. Afrontan 13 y 12 años de cárcel por los delitos de detención ilegal, daños, quebrantamiento, lesiones y resistencia a agentes de la autoridad porque trataron de evitar el arresto agrediendo a los agentes.

El ministerio público relata que todo ocurrió el 14 de agosto. Ese día el compañero de piso del ahora exnovio de la víctima la llamó para quedar, "ocultándole que iba a encontrarse en el interior del domicilio" con el principal encausado. Al salir de trabajar ella se acercó a la casa de este muchacho, pero al entrar vio que estaba su ex. "Intentó marcharse, pero la agarró para impedírselo, no haciendo nada su amigo", afirma la acusación pública.

El joven la llevó hasta una habitación, situada en el piso de arriba, y en el interior le dio un puñetazo en el ojo izquierdo al tiempo que le espetaba insultos como "puta" y "guarra" y la agarraba del cuello. Destaca la Fiscalía que esta situación le provocó gran temor a la mujer, quien le suplicó poderse ir.

Pero ocurrió todo lo contrario. Al parecer, la desnudó, la amordazó con cinta americana y la ató de pies y manos. Tras ello la encerró en un armario y colocó diversos efectos para dificultar que pudiera abrirlo y escapar. Horas después lo consiguió, teniéndose que tapar con una sábana.

La joven pretendía huir cuando su exnovio la sorprendió y la agarró del pelo, volviéndola a llevar a la habitación. Fue allí donde ella le pidió que le bajaran al salón, que ella no iba a marcharse. Le convenció, si bien ya en esa estancia le pidió que le diera su móvil porque "tenía sospechas" de que en su tiempo en la cárcel le había sido infiel. Ella le dijo que no lo llevaba encima, que estaba en el coche y, según la acusación pública, este hombre no dudó en romper la ventanilla del turismo para coger el teléfono y leer sus mensajes.

Todo acabó al día siguiente, ya de madrugada, cuando en un descuido pudo salir corriendo y pedir ayuda a la Guardia Civil. Cuando los agentes fueron, los dos jóvenes mostraron resistencia y les agredieron. El joven regresó a prisión y está a la espera de sentarse en el banquillo próximamente por este caso, mientras sigue la instrucción en el asunto de la agresión sexual que va con más retraso.