María Dolores Vázquez Rovira es una señora de 79 años, muy conocida entre los lectores de la sección de Cartas al Director de este diario, que se ha convertido muy a su pesar en protagonista de una noticia de Sucesos. El pasado miércoles, cuando iba por la acera de la calle Andrea Doria de Palma, cerca de su casa, tuvo que apartarse para esquivar a una chica que iba a toda mecha en un patinete eléctrico. Con tan mala fortuna que tropezó con la tapa de una alcantarilla que sobresale unos tres centímetros del suelo, cayó al suelo y sufrió una fractura en el codo que la va a obligar a pasar por el quirófano. «Yo siempre voy por el centro de la acera porque sé que estas tapas de alcantarillas son un peligro», comentaba esa misma tarde tras salir de la clínica. «Pero en este caso me he tenido que apartar para que pasara el patinete y he terminado con el brazo escayolado». Tras el accidente, la mujer del patinete siguió su marcha. «Probablemente ni se enteró, porque iba a toda velocidad», prosigue la señora Vázquez. Los conductores de tres coches se detuvieron y la ayudaron a levantarse, porque ella no podía, y una automovilista la llevó a la Clínica Juaneda. «Quisiera dar las gracias a todos los que se pararon y a los profesionales de la clínica, que me han tratado muy bien». Allí le detectaron una fractura en un hueso del codo de la que va a tener que ser operada. Vázquez Rovira es una mujer muy activa, aficionada a escribir cartas al director en los periódicos. A lo largo de las últimas décadas ha publicado una cantidad ingente de cartas sobre los temas más variados. Y ahora quiere denunciar el peligro que suponen los patinetes que circulan por la acera, sobre todo para las personas mayores. «Las aceras de Andrea Doria se han convertido en una carrera de patinetes», dice. En su caso confluyó un doble riesgo, el de los patinetes incívicos que van por la acera y el de las tapas de alcantarilla que sobresalen. Esperamos que muy pronto pueda contar ella misma su experiencia en una futura carta al diario.

Una rueda de reconocimiento  con veinteañeros en Manacor

Una jueza de Manacor ordenó el miércoles que se realizara una rueda de reconocimiento con el joven detenido por violar tres veces a la misma mujer a lo largo de un año y medio en Felanitx, para comprobar si la víctima podía identificarle. Se trata de una diligencia muy reglada, ya que el sospechoso debe comparecer junto otras cuatro personas de un perfil muy similar. Y no es extraño que incluso agentes de Policía se coloquen en la fila junto a los detenidos cuando sus características coinciden. Este caso presentaba una complicación adicional, ya que el presunto agresor sexual es un marroquí muy joven, de 21 años. Así que los miembros de la Policía Judicial de Manacor tuvieron que salir a primera hora por las calles de la ciudad para localizara chicos que se le parecieran y aceptaran participar voluntariamente en la prueba. Alguno de ellos llegó a plantear una duda: ¿Y si dice que soy yo? ¿Me van a detener? Finalmente fueron convencidos cuatro jóvenes, la abogada del acusado dio su visto bueno al considerar que eran parecidos, y la rueda de reconocimiento se llevó a cabo en una dependencia especial de la comisaría de Manacor, en la que el acusado no puede ver a la víctima.

Atrapado dos horas en el aparcamiento de la fábrica Zuic

Un joven que había dejado su coche aparcado en el solar de la antigua fábrica Zuic, en la calle Jesús de Palma, se encontró el miércoles por la mañana con una desagradable sorpresa. Dos coches estacionados a su lado le habían dejado atrapado en una esquina del recinto. Imposible salir. Llamó la Policía Local y los agentes avisaron a una grúa, pero no pusieron ninguna multa. Le explicaron que no es un estacionamiento regulado, así que parece que impera la ley de la selva, y que el único criterio para aparcar es el del gorrilla de turno. Nuestro protagonista tuvo que esperar más de dos horas, hasta que la grúa retiró uno de los coches que le impedían salir.

Atrapado en el aparcamiento de la fábrica Zuic. X. P.

Un nido de palomas ante una ventana de la Jefatura de Policía

Un nido de palomas se ha convertido en una auténtica atracción en la Jefatura Superior de Policía de Balears, en la calle Simó Ballester de Palma. Las aves han instalado su cubil en un árbol y frente a una de las ventanas a la altura de la segunda planta de la sede policial, junto al gabinete de prensa. El gorjeo de las palomas se ha convertido en una suerte de hilo musical cotidiano en estas dependencias. También su estado acapara buena parte de las preocupaciones de mandos y agentes que se adentran en esta estancia. El virulento paso de la borrasca ‘Hortense’ hace unas semanas, con vientos huracanados y lluvia torrencial, despertó una gran inquietud por su supervivencia. La paloma madre resistió en el nido contra un viento y marea para no poner en riesgo la vida de sus polluelos. Algunos de los agentes más veteranos suspiraron con alivio al ver que estaban a salvo, a pesar del fuerte temporal.

Nido de palomas junto a la Jefatura de Policía. Lorenzo Marina

Falsa alarma de incendio en un ático de Joan Miró

Una autobomba y una autoescalera de Bombers de Palma se desplazaron con celeridad, sobre la una de la tarde del jueves, tras recibir una alarma de que se estaba produciendo un incendio en un ático a la altura del número 19 de la Avenida de Joan Miró de Palma, junto a Son Armadans. Los testigos habían visto elevarse un humo negro y se temieron lo peor. Cuando los bomberos, provistos de sus equipos de respiración autónoma, llegaron al lugar, comprobaron con alivio que se trataba de una falsa alarma. En realidad, el humo respondía a una calefacción central encendida.

El fiscal que se negó a celebrar un juicio en el sótano de Vía Alemania

Hace unos días iba a celebrarse un juicio en una de las salas del sótano de los juzgados de Vía Alemania. Pero el fiscal del caso se negó en redondo, porque las ventanas de la estancia apenas renovaban el aire y no se cumplían las medidas sanitarias por el coronavirus. La jueza secundó su protesta y todos se trasladaron a una sala de la primera planta del edificio, donde finalmente se celebró la vista.