Un preso de 58 años murió en la tarde del lunes en la prisión de Palma atragantado cuando cenaba albóndigas. Los funcionarios atendieron a la víctima y la trasladaron a la enfermería del Centro Penitenciario, donde falleció.

Los hechos ocurrieron sobre las siete y media de la tarde del lunes en el comedor de la cárcel palmesana. De repente, un preso comenzó a sentirse indispuesto después de ingerir varias albóndigas. Al parecer, una de estas bolas de carne se le atragantó y le bloqueaba las líneas respiratorias.

Los funcionarios atendieron a la víctima y le realizaron, en primera instancia, la maniobra Heimlich para expulsarle el cuerpo extraño de las vías respiratorias. Al no surtir efecto, el recluso fue trasladado rápidamente hasta la enfermería del Centro Penitenciario. Los esfuerzos de los facultativos por salvar al interno no surtieron efecto y finalmente certificaron la defunción.

El óbito del preso fue comunicado al juzgado de guardia para que ordenara el levantamiento del cadáver. Por su parte, investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se encargan del caso para esclarecer cómo se produjo el fallecimiento.

Por su parte, la Asociación de Trabajadores Penitenciarios Tu abandono me puede matar envió el pésame a los familiares del fallecido. Este colectivo resaltó en un comunicado que "desgracias como estas acontecen en las prisiones españolas". También criticó la "falta de interés de la Administración" para comunicar estos casos a la opinión pública.