Más de cien agentes de Policía Nacional practicaron este martes una macrooperación contra el tráfico de cocaína y heroína en el poblado madrileño de la Cañada Real. Al menos seis personas han sido detenidas y se han requisado varias armas de fuego y dinero en el operativo, según han informado fuentes de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid.

El dispositivo, puesto en marcha esta mañana, ha acabado con 22.000 euros intervenidos, varias armas blancas y otras de fuego, una de ellas una escopeta con los cañones recortados, encontradas en los cinco locales en los que han entrado los agentes.

Se trata de la continuación de la operación practicada el pasado 5 de octubre contra el clan de los Kikos, donde se detuvo a 14 de los integrantes de esta presunta organización criminal. Con la detención por un delito de tráfico de drogas de estas seis personas, una de ellas mujer y todos miembros de una misma familia, la Policía da por desmantelada la banda que ha sustituido a los Kikos y los Gordos, los dos clanes gitanos que se dedicaban hasta su arresto hace unos meses a la venta y almacenamiento de drogas duras en varias viviendas de la antigua vía pecuaria. Puede haber más arrestados y registros.

La intervención se llevó a cabo en el Sector VI de la Cañada Real y en ella participaron más de cien policías de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), de Caballería y del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas.

La investigación ha sido dirigida por el Grupo Operativo de Investigación Zonal (GOIZ) y se practicaron al menos cinco entradas y registros y varias detenciones, en un número por concretar.

El pasado 5 de octubre la Policía Nacional detuvo a los 14 integrantes del clan de Los Kikos, la organización criminal que presuntamente regentaba la venta de drogas en el poblado del sur madrileño y que llegaba a suministrar cerca de 200 dosis diarias de estupefacientes. Vivían en un complejo completamente bunquerizado con fuertes medidas de seguridad.

En la denominada Operación Maíz, que continúa este martes, los agentes desarticularon hace dos meses la banda que se consideraba sucesora del clan de Los Gordos, del que son familiares, y que contaba con el punto de venta de droga con mayor suministro de Madrid.

El jefe del clan, Kiko, controlaba desde hace siete años el tráfico de la droga de Madrid, desde un "supermercado" donde se embolsaba 300.000 euros.

En los cinco registros efectuados entonces, los Kikos tenían 18 armas de fuego cortas reales con casi 2.000 cartuchos de distintos calibres.