Seis miembros de una banda de narcos fueron condenados ayer por producir marihuana a gran escala en varios pueblos de Mallorca. Los acusados tenían unas 1.500 plantas de cannabis en diversos inmuebles de Petra, Muro, Lloret y Sant Jordi, donde cultivaban enormes cantidades de droga, con conexiones ilegales a la red eléctrica en los invernaderos. Los seis sospechosos reconocieron los hechos durante el juicio y se conformaron con sendas penas de un año y medio de prisión y multas de hasta 16.000 euros por delitos contra la salud pública, organización criminal y defraudación de fluido eléctrico. Uno de ellos, además, admitió que tenía una pistola semiautomática de forma clandestina y acató otro año de prisión. Los traficantes deberán indemnizar además a la compañía eléctrica con 36.000 euros.

Los acusados comparecieron en un juzgado de lo penal de Palma, donde sus abogados y la fiscalía cerraron un acuerdo de conformidad antes de la vista oral. El ministerio público rebajó notablemente su petición de condena de entre cinco y siete años y medio de cárcel.

La banda, como confesaron ayer todos los acusados, actuó hasta la primavera de 2015, cuando la Guardia Civil puso fin a su actividad en una gran operación. Los seis acusados actuaban de forma coordinada para producir abundantes cantidades de marihuana. Contaban con varias fincas donde instalaron grandes plantaciones de interior con potentes sistemas de ventilación e iluminación, extractores de olores y fertilizantes.

La Guardia Civil investigó sus actividades durante semanas y localizó cuatro inmuebles donde cultivaban la droga y el 8 de abril de 2015 los agentes irrumpieron en ellos. En una casa situada en la calle Teulera de Muro hallaron 300 plantas y 850 gramos de cogollos; en la calle Fum de Lloret encontraron 420 plantas y tres kilos de cogollos; en la calle Major de Petra decomisaron otras 112 plantas y 8,2 kilos de cogollos; y en una planta baja de la localidad de Sant Jordi aparecieron diversos útiles y una plantación ya desmantelada. En este inmueble se encontró también un sobre con 320 gramos de cocaína.

En todos estos inmuebles, los acusados habían manipulado la conexión a la red eléctrica para no pagar el consumo, defraudando así casi 36.000 euros en total. Uno de los miembros de la banda tenía conocimientos de electricidad y era el encargado de llevar a cabo los empalmes ilegales.

Una pistola semiautomática

En la vivienda que la banda tenía alquilada en Petra vivía uno de los integrantes, que se encargaba de vigilar la plantación y supervisar el crecimiento en todas las plantaciones. A este hombre se le intervino una pistola semiautomática de calibre 9 milímetros, que había sido manipulada para volver a funcionar pese a constar oficialmente como inutilizada desde 2005. Además, el acusado no tenía licencia de armas.

La fiscalía imputó a los seis procesados delitos contra la salud pública, integración en grupo criminal y defraudación de fluido eléctrico. Por ellos reclamaba inicialmente cinco años de prisión para cada acusado. El hombre que tenía la pistola ilegal se enfrentaba a otros dos años y medio más por tenencia ilícita de armas.

Sin embargo, el ministerio público rebajo ayer su petición tras alcanzar un acuerdo con los abogados defensores, que dejó las condenas entre un año y medio y dos años y medio de cárcel y multas de hasta 16.000 euros. Las penas de prisión quedaron suspendidas con varias condiciones.