«Estoy atado». Es lo último que dijo Antonio Llabrés Mayrata, el hombre de 46 años desaparecido en Binissalem, antes de que la llamada telefónica se cortara. Familiares del hombre han confirmado a Diario de Mallorca que esta fue la última comunicación que tuvieron con él. Fue a mediados de agosto y desde entonces no se ha vuelto a saber nada de él. Esta declaración hizo que saltaran todas las alarmas en la Guardia Civil cuando recibió la denuncia de la familia. Especialmente tras descubrir que el hombre que vivía en la casa de Llabrés, Juan Torres Serra, de 57 años, era un delincuente violento que había sido investigado ya por la desaparición de otras tres personas en Eivissa en los últimos 22 años. Torres, alias Rotavella y el Pirata, fue detenido el martes y los investigadores llevaron a cabo un gran operativo de búsqueda de sus restos en la finca del Camí de Biniagual, cerca de Binissalem, sin éxito. Esta circunstancia provocó que el sospechoso quedara en libertad con cargos el viernes tras declarar en el juzgado de guardia de Inca.

Antonio Llabrés llamó a su madre por teléfono a mediados de agosto y le dijo que tenía previsto marcharse unos días a Eivissa. La madre se lo contó a otro de sus allegados, quien llamó a ese número. Lo cogió un desconocido. Cuando preguntó por Antonio, esta persona le pasó el teléfono. El hombre solo llegó a decir: «Estoy atado». La llamada se cortó y fue imposible retomar el contacto.

Inicialmente la familia del desaparecido no le dio demasiada importancia al comentario, que llegaron a atribuir a una posible broma. Sin embargo, cuando pasaron los días sin saber nada de él, acudieron a la casa de campo del Camí de Biniagual y se encontraron allí a Juan Torres, que les dijo que no sabía nada de Antonio, y les mostró un documento manuscrito firmado por él, mediante el que le permitía residir en la casa durante tres años.

«Estoy atado»: la última comunicación del hombre desaparecido en Binissalem

«Estoy atado»: la última comunicación del hombre desaparecido en Binissalem

Cuando la Guardia Civil recibió la denuncia, consideró de inmediato la desaparición de Llabrés como altamente inquietante. Por el comentario que hizo por teléfono, pero sobre todo por el perfil de su inquilino. Juan Torres es un delincuente muy conocido en Eivissa, que había sido investigado anteriormente por otras tres desapariciones extrañas: la del abogado Antonio Ferrer en 1997, la del alemán Thomas Egner en 1998, y la de Francisco López en 2007. En los dos últimos casos, las personas desaparecidas dejaron documentos similares, en los que cedían sus casas de una forma muy extraña. Sus cuerpos nunca han aparecido.

Tras la desaparición de Antonio Llabrés la Guardia Civil rastreó durante tres días la finca de Binissalem con ayuda de perros adiestrados y excavadoras, pero sin resultado. El sospechoso quedó en libertad con cargos tras declarar ante la jueza de guardia de Inca.

El sospechoso

Durante los tres días que Juan Torres estuvo detenido, mientras la Guardia Civil rastreaba palmo a palmo la finca en la que vivía, mantuvo una actitud tranquila. Apenas pareció sorprenderse al ser arrestado y ante el enorme despliegue de búsqueda que llevaron a cabo ante sus ojos. Parecía confiado en que los investigadores no encontrarían nada. La Guardia Civil cree que tuvo tiempo y oportunidades para deshacerse del cuerpo. Cuando salió libre del juzgado el pasado viernes tuvo el descaro de despedirse de los guardias: «Tenéis las llaves de casa, venid cuando queráis. ¡Feliz Navidad!»