Un gran contingente de la Guardia Civil registró ayer desde primera hora de la mañana una finca rústica de las afueras de Binissalem donde sospechan que podrían haber asesinado a un hombre y escondido su cadáver. En la operación , fruto de meses de investigación, participaron decenas de agentes de la Policía Judicial y Seguridad Ciudadana, con perros adiestrados en la localización de cuerpos, excavadoras y buzos para revisar los pozos. El sospechoso del crimen es Juan Torres Serra, alias Rotavella y el Pirata, un veterano delincuente ibicenco de 56 años con múltiples antecedentes y condenas por delitos violentos, y que ya fue investigado por tres misteriosas desapariciones en Eivissa a lo largo de las últimas décadas. El hombre nunca llegó a ser juzgado por estos crímenes porque nunca aparecieron los cadáveres. El sospechoso fue detenido esta mañana por la Guardia Civil y estuvo presente durante el registro que realizan en la finca de Binissalem.

La última desaparición que se le imputa a Juan Torres es la de Antonio L.M., un hombre de 48 años con el que había compartido vivienda, una finca rústica en las proximidades de Binissalem, durante el último año. Este hombre desapareció el pasado 24 de agosto. Cuando sus familiares acudieron a la casa, extrañados tras varios días sin saber de él, encontraron allí a Juan Torres Serra, que les dijo que se había marchado a Eivissa y le había dejado un documento firmado por el que le permitía residir en la vivienda durante un periodo de varios años.

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Registran una finca de Binissalem en busca del cadáver de un hombre asesinado B. Ramon

Cuando la Guardia Civil recibió la denuncia de la desaparición y comprobó los antecedentes de Juan Torres se encendieron todas las alarmas. Se trata de un delincuente con numerosos antecedentes por delitos violentos, y que a finales de los años noventa fue considerado el enemigo público número 1 en Eivissa. Pero lo más inquietante es que ha sido investigado y detenido en las últimas décadas por las desaparicion de tres hombres, cuyos cuerpos nunca aparecieron. Los tres casos mostraban una sorprendente similitud con la del propietario de la finca de Binissalem.

El abogado Antonio Ferrer Juan, de 77 años, desapareció en Eivissa el 4 de diciembre de 1997, después de que comentara a algunos allegados que Juan Torres le amenazaba para que le diera dinero. Su coche apareció en la casa en la que residía Juan Torres. El propietario de este domicilio, el alemán Thomas Egner, de 41 años, desapareció en enero de 1998. Juan Torres declaró posteriormente que se había marchado de viaje a Sudamérica y le había dejado a él al cuidado de la casa. Nunca se supo nada más de él. Hubo un tercer desaparecido en Eivissa en 2007, Francisco López Álvarez, de 60 años, que también estaba relacionado con Juan Torres. La Guardia Civil estaba convencida de que Juan Torres habría dado muerte a los tres hombres y había hecho desaparecer los cadáveres, pero la ausencia de los cuerpos impidió que se le procesara por estos delitos.

Antonio L.M. convivió un año con el detenido. Antes de desaparecer le dejó escrito un permiso para seguir en la casa

Ayer, un gran contingente de guardias civiles se presentó a primera hora de la mañana en la casa donde Juan Torres residía desde hace un año, en el Camí de Biniagual, cerca de Binissalem. Los agentes arrestaron al sospechoso de la desaparición de Antonio L.M. y de inmediato iniciaron una meticulosa inspección en la finca, de 40.000 metros cuadrados. Los agentes de la Policía Judicial que han llevado a cabo la investigación iban acompañados por guardias de la Unidad de Seguridad Ciudadana, buceadores del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas y perros adiestrados en la búsqueda de cadáveres. A lo largo de todo el día el operativo rastreó la parcela y los buzos examinaron pozos y cisternas, sin resultado por ahora. Está previsto que la búsqueda continúe varios días