Dos niñas acusaron ayer a su abuelo de haber abusado sexualmente de ellas durante varios años en Palma. Las menores, en un sosegado y minucioso relato, desgranaron en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial cómo el hombre las sometía a tocamientos de manera sistemática cuando tenían entre 7 y 11 años con la excusa de darles masajes. Aprovechaba cuando las pequeñas se quedaban en su casa y alguna de ellas dormía con él. El procesado negó tajantemente estas acusaciones y dijo que las víctimas han «inventado» los hechos. La fiscal, al concluir el juicio, elevó de 18 a 24 años su petición de condena por dos delitos de abusos sexuales continuados. Desde prisión, donde permanece desde que fue detenido en agosto de 2019, envió una carta a su expareja y abuela de las niñas en la que pedía «perdón por todo el daño» causado.

El acusado fue la pareja de la abuela paterna de las niñas durante 25 años. «Siempre le he querido mucho. Nos gustaba ir con él, nos lo pasábamos bien», contaron las menores. Ambas coincidieron en señalar que les daba masajes con frecuencia y que dormían con él cuando se quedaban en su casa. «Un día me estaba dando un masaje y me dijo que me quitara el camisón y luego las bragas. Me extrañó, pero siempre le hacía caso», señaló una de las niñas sobre el primer abuso sufrido con ocho años. Según su versión, el hombre comenzó a manosearle las nalgas, le abrió las piernas y le tocó la vagina. Estos tocamientos se sucedieron durante tres años, la mayoría de las veces cuando se iban a dormir juntos.

La niña contó a su madre lo ocurrido cuando se fue de viaje a la península con sus abuelos en julio de 2019. Según explicó, tras unos meses sin padecer tocamientos, volvió a sufrirlos durante esas vacaciones. Fue entonces cuando, a instancias de su madre, le preguntó a su hermana pequeña si el abuelo la manoseaba. «Me dijo que ella también», contó. Esta niña ratificó ayer durante el juicio que el hombre abusó sexualmente de ella durante años con el mismo modus operandi. «Empezaba dándome masajes en la espalda, bajaba y me tocaba el culo y las zonas sensibles. Me decía que no se lo contara a nadie», relató. Las dos víctimas apuntaron que en varias ocasiones el acusado llegó a introducirles el dedo en los genitales, lo que agrava la calificación penal de los abusos.

El sospechoso se declaró inocente y aseguró que las niñas «se lo han inventado». Negó haber abusado de las menores y dijo que «nunca» durmió con ellas. Sobre los masajes, afirmó que las pequeñas se los pedían y que se limitaba a manosearles el cuello y la espalda. «¿Y por qué han contado esto?», inquirió la fiscal. «Porque era el único que las regañaba», replicó el procesado.

Una carta de perdón

El hombre admitió haber enviado una carta a su pareja, la abuela de las niñas, desde la cárcel tres días después de su detención. «Os pido perdón por todo el daño que os he hecho. Siento haberte hecho pasar por todo esto. Espero que me puedas perdonar algún día, entiendo que te he fallado a ti y a todos», le decía. El acusado negó que con estas frases estuviera confesando los abusos y su abogado pidió que no sea valorada como prueba al entender que se había vulnerado el derecho al secreto de las comunicaciones.

En sus conclusiones, la fiscal elevó su petición a 24 años de prisión por dos delitos continuados de abuso sexual a menor de 16 años con introducción de dedos en cavidad vaginal. La defensa reclamó la absolución y el caso quedó visto para sentencia.