Isabel descansaba en el interior de su tienda de campaña, donde vivía desde hace algunas semanas; reposaba con todo su cuerpo en el interior y uno de sus pies fuera. Los coches circulaban enfrente de ella, por la avenida Doctor Jiménez Díaz, en Alicante, habitualmente saturada en el arranque del día, a la hora de salir del trabajo y en el momento de recoger a los niños de los colegios de la zona. Lo hacían como en un día normal, con la prisa de la mañana y el ansia de fin de semana con el que se tiñen los viernes. Isabel entonces ya estaba muerta. Nadie lo sabía, pero no estaba dormida, estaba muerta.

Esta mujer tenía 35 años y estaba instalada junto a otras personas sin techo en una zona de descampado del número 27 de Doctor Jiménez, justo frente al Centro de Atención e Inserción (CAI) para personas sin hogar de Alicante. En este centro duermen algunas personas sin techo. Isabel también dormía allí hasta hace no mucho, pero ahora pernoctaba a las puertas de este mismo lugar, junto con más gente de este colectivo que vive en la calle.

Esa tarde, la de este último viernes día 20, Paqui Moya, miembro de una pequeña asociación que de manera habitual se acerca a los sin techo de la ciudad, se desplazó a este descampado a organizar una recogida de basura con las personas que allí duermen, para explicarles que al día siguiente, el sábado, volvería con bolsas para limpiar la zona. "Lo hice porque la directora del CAI les había dicho a todos los que duermen fuera que como no limpiaran les iba a echar de ahí", cuenta Moya.

Cuando llegó al descampado, comenzó a hablar con los beneficiarios del voluntariado en el que participa, que se encarga de repartir bocadillos y otros alimentos a estas personas. Al no ver a Isabel, preguntó por ella. Nadie le había visto, así que se acercó a la puerta de su tienda y le llamó.

Isabel no contestaba y Moya, según su relato, estuvo a punto de continuar la vuelta informativa que estaba dando. "Pensé, me voy y luego vuelvo", señala. La mujer de 35 años tenía un pie fuera de la tienda de campaña. "Pensé que estaba durmiendo", añade.

Finalmente descubrieron el fatal desenlace: Isabel había fallecido. Entraron en la tienda y lo comprobaron, y entonces dieron el aviso. En el lugar se personaron agentes de la Policía Nacional, y, posteriormente, se dictó el levantamiento del cadáver por juez y médico forense. Según fuentes policiales, se trata de un caso de muerte natural.

Sergio vivió el hallazgo del cuerpo desde bien cerca, aunque a mayor distancia de lo que lo hubiera hecho cinco años atrás, cuando todavía no había conseguido abandonar la calle. En ese entonces, hace un lustro, conoció a su actual pareja y empezó a vivir en una casa. Él también estaba en el descampado el viernes, participando en las labores de Cometas y Sonrisas, la asociación de Moya. "No hay derecho a esto. Hay que poner más recursos para estas personas", explica Sergio. Según el testimonio de la asociación, Isabel tenía dos hijos y hasta hace poco era vecina del barrio Miguel Hernández. Varias personas encendieron una vela en su memoria y colgaron un cartel con el lema "Somos personas" en el lugar de su muerte.

Compromís ha anunciado que esta semana pedirá explicaciones a la Concejalía de Acción Social sobre el fallecimiento. "Vamos a interesarnos por las circunstancias en las que ha sucedido", explicó ayer Natxo Bellido, portavoz de la coalición. La muerte de esta persona sin hogar se da en un momento en el que una nueva ordenanza municipal contra la mendicidad y la prostitución, que se encuentra en trámite aunque todo apunta a que saldrá adelante con el apoyo de PP, Ciudadanos y Vox, propone sancionar a las personas que duermen en la calle.