Haber arrollado a un hombre de raza negra, a un gato, haber tenido un accidente de tráfico con otro vehículo o negar que iba al volante. Estas fueron las cuatro versiones que dio el conductor de un BMW que la noche del pasado miércoles arrolló a dos peatones para justificar los destrozos en el vehículo. Tras haber dejado moribundo a un peatón y a otro con graves lesiones, el sujeto siguió de fiesta como si tal cosa.
Tal y como adelantó ayer DIARIO de MALLORCA, la Guardia Civil detuvo a este joven de 21 años por los presuntos delitos de homicidio imprudente, lesiones imprudentes y delito contra la seguridad vial. De hecho no tenía carné de conducir y abandonó a las víctimas sobre la calzada.
El conductor del vehículo se escapó en un momento dado de los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil, aunque fue capturado poco después. Los investigadores del instituto armado también arrestaron a los otros tres implicados: el acompañante en el vehículo, su novia y otro individuo por encubrimiento.
El atropello se produjo sobre las 23.55 horas del pasado miércoles a la altura del kilómetro 2 de la carretera de Manacor, a unos 200 metros de la rotonda de Can Blau. Después de haberse trasladado en taxi, dos individuos cruzaron la calzada y un coche negro los atropelló. Uno murió horas después en Son Espases y el otro sufrió una fractura en una pierna y fue llevado a Son Llàtzer. El tercero se salvó milagrosamente de ser atropellado después de que el taxista le instara a cerrar bien la puerta del vehículo, al haberla dejado entreabierta. El conductor se dio a la fuga.
El Grupo de Investigación de Accidentes de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil se encargó de las pesquisas para tratar de identificar al conductor y el vehículo que había arrollado a los dos transeúntes. Algunas de las primeras pistas se encontraban sobre la calzada. El violento impacto había hecho que el coche perdiera allí un retrovisor. A continuación determinaron que se trataba de un BMW 218 de color negro y matriculado este mismo año.
«No era veraz»
Las pesquisas se agilizaron poco después. El joven que había alquilado dicho vehículo se personó en las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil para confesar que él había alquilado este coche, pero negó ir al volante.
El arrendatario del vehículo ya dejó en evidencia, durante su comparecencia, la falta de escrúpulos del joven que iba al volante. Después de haber arrollado a dos personas y darse a la fuga, no tuvo reparos en proseguir la noche de fiesta. Mientras tanto, trato de justificar los daños que presentaba el coche con las versiones más variopintas. Así, hizo constar que su relato de lo ocurrido «no era veraz».
