Los forenses que practicaron la autopsia a la víctima del crimen de Son Gotleu rebatieron ayer por completo, durante su comparecencia en el juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Palma, la versión del acusado Antonio Silva, de 79 años, de que la muerte de Elías Martín, de 50 años, en un piso de Son Gotleu fuera accidental. «Es imposible que cayendo sobre una tijera se pueda producir una lesión así», subrayaron.

Los facultativos respaldaron su valoración al analizar la trayectoria «de arriba hacia abajo» de las tijeras utilizadas a la hora de cometer el crimen. De haber sido una muerte accidental, precisaron los expertos, el recorrido habría sido inverso: de abajo hacia arriba.

Asimismo, los forenses recalcaron que el ataque con las tijeras era «mortal de necesidad». La herida causada con el arma blanca en el cuello de la víctima afectó a la arteria aorta y la vena subclavia. Esta lesión provocó una gran hemorragia a Elías Martín que le hizo perder casi cuatro litros de sangre en poco tiempo. Esta circunstancia hizo que el afectado se desangrara casi por completo, le desencadenó un shock hipovolémico y la posterior muerte.

Con anterioridad al crimen de su compañero de piso en Son Gotleu, el acusado había mantenido una conversación con otros residentes en la vivienda en las que aseguraba haber pertenecido al Ejército de Portugal y de haber estado en una guerra. También señaló entonces que le habían entrenado para matar a una persona de un golpe certero.

Al ser preguntados por este extremo, los facultativos indicaron que conocer la letalidad de ese punto es difícil para una persona normal. En cambio sí que podrían conocer bien este punto vital «un profesional sanitario, un militar, un policía o un guardia civil», puntualizaron.

Los peritos también explicaron que el cuerpo de la víctima no presentaba señales de defensa. A excepción del corte en el cuello con las tijeras, el fallecido no tenía ninguna otra herida.

Por su parte, la fiscal calificó de «surrealista» la versión de los hechos del acusado a la hora de exponer las conclusiones definitivas. De hecho la representante del ministerio público acusó al procesado, en repetidas ocasiones, de mentir.

«No es Rambo»

Así, la fiscal abundó en su informe en que se trataba de un homicidio, tal y como sostenía en la calificación provisional, por el que solicitó 12 años y medio de prisión. En este sentido respaldó su aseveración en el hecho de que el procesado no hubiera socorrido en ningún momento a la víctima taponando la herida o avisando a los servicios de emergencia. Se encargaron de ello las otras personas que residían en la vivienda.

Estos testigos oyeron la noche del 20 de septiembre de 20 19 una discusión entre Antonio Silva y el fallecido Elías Martín, seguido de un estruendo. A continuación escucharon a la víctima decir «Antonio, qué me has hecho», antes de desplomarse.

Asimismo, el abogado de la acusación particular insistió en que el caso se trataba de «un ataque mortal en zona vital». Mientras que el abogado defensor pidió su absolución alegando que su cliente «no es Rambo»

Durante el turno a la última palabra, el acusado Antono Silva dio el pésame a la familia de Elías Martín, aunque precisó que no se disculpaba por lo que había ocurrido el día de autos en el domicilio de Son Gotleu.