El joven acusado de atropellar adrede a cuatro personas tras una pelea en s’Arenal alegó ayer en el juicio que todo fue un desgraciado accidente fruto de un fallo mecánico, el alcohol y las drogas. «Intenté pisar el freno, pero había como una burbuja de aire. Vi un tumulto de gente. Lo que quería era evitar una desgracia», afirmó el sospechoso, en prisión preventiva y con una petición de diez años de cárcel por cuatro delitos de intento de homicidio. El procesado, que dijo estar «bebido y drogado» cuando ocurrieron los hechos negó haber actuado para vengarse de un chico con el que se había peleado y afirmó que huyó del lugar creyendo que solo se había estrellado contra una obra.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 19 de julio de 2019 ante una discoteca de la calle Cartago, en Palma. El sospechoso, que solo respondió a las preguntas de su abogado, contó que aquella noche bebió entre cuatro y seis cubatas de whisky y consumió marihuana y hachís. Según su versión, mantuvo una discusión con un chico tras lo que se marchó del local en un coche, pero dio media vuelta al perder de vista a sus amigos. «Iba a toda velocidad, porque cuando voy bebido y drogado no controlo el coche», explicó.

El acusado afirmó que al llegar a la altura de la discoteca donde había estado vio «un tumulto de gente». «Intenté pisar el freno, pero había como una burbuja de aire. Reduje a tercera [marcha]. Lo que quería era evitar una desgracia. Cuando vi que no frenaba tiré de freno de mano», señaló para explicar la maniobra con la que embistió a las cuatro víctimas, que sufrieron heridas graves. «En ningún momento quería atropellarles, no quise hacer daño a nadie», sentenció.

El joven dijo que no fue consciente de haber arrollado a nadie. «No recuerdo que hubiera ninguna víctima, pensaba que me había estrellado», contó para justificar por qué se marchó del lugar. El procesado señaló además que padece un «trastorno de hiperactividad con brotes psicóticos por las drogas».

El chico con el que se peleó antes del atropello explicó que la riña comenzó por un chica. A las puertas del local, el acusado le lanzó un puñetazo y le dio un mordisco en la cara. «Me dijo: ‘Te voy a matar’», dijo el testigo, que se marchó tras esta riña y no presenció el atropello.

Un amigo de este, que sí fue arrollado, explicó que el acusado intentó robarle el móvil en la discoteca, lo que provocó un altercado. Según contó, media hora después se produjo el atropello. «No vi el coche, noté como me empujaba», narró el chico, que estuvo dos días hospitalizado y afirmó que por las lesiones sufridas perdió un contrato con un equipo de fútbol.

Durante la sesión de ayer declararon ante el tribunal los otros tres jóvenes que resultaron heridos en el atropello. Uno dijo no recordar bien lo ocurrido y el otro afirmó que notó como el conductor del coche levantaba el freno de mano al llegar a su altura.

Piden anular la grabación

El abogado defensor del procesado solicitó al comenzar el juicio, como cuestión previa, la nulidad como prueba de la grabación de una cámara de seguridad de la discoteca, que captó el atropello. El letrado apuntó que la filmación no debe ser valorada porque cuando ocurrieron los hechos el dueño del negocio no tenía todavía los permisos para instalar la cámara y que las imágenes no han podido ser cotejadas. El fiscal y los cuatro abogados que ejercen la acusación particular pidieron que se desestimara esta petición. «La defensa trata de agarrarse a un clavo ardiendo», dijo el fiscal. El tribunal resolverá esta solicitud en la sentencia.