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Bombers en alto riesgo psicológico

Un estudio sobre salud laboral revela altos niveles de estrés y conflicto en el servicio de extinción de incendios de Palma

Bombers en alto riesgo psicológico

Más de la mitad de los bomberos de Palma manifiestan que nunca o casi nunca pueden hacer una parada corta durante su trabajo cuando lo necesitan. Deben actuar con rapidez y mantener un nivel de atención muy alto, a veces en varias labores a la vez. Además, están expuestos a situaciones que les afectan anímicamente y deben dar respuesta a problemas emocionales de los ciudadanos. Son algunas de las conclusiones expuestas por el último informe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales encargado por el Ayuntamiento de Palma, que considera elevados los riesgos de estos funcionarios en cuestiones como “demandas psicológicas” o “carga de trabajo”. El ambiente es especialmente complicado en lo que respecta a los mandos del cuerpo, con un 44% de casos que afirman que nunca o casi nunca pueden contar con sus superiores, y confesiones de haber sufrido violencia física, psicológica y acoso sexual.

El informe, elaborado por una técnica del Servicio de Prevención de Riesgos laborales, se realizó a petición del Ayuntamiento de Palma para evaluar la situación psicosocial de los integrantes del servicio de Bombers de Palma y fue entregado el pasado 10 de marzo. El estudio tiene como objetivo “identificar los factores de riesgo y establecer las medidas de mejora para prevenir daños”. Los datos se tomaron a partir de la observación directa de los puestos de trabajo y a través de un cuestionario contestado por cerca de 150 funcionarios.

Cargas de trabajo

Entre los aspectos estudiados está la carga de trabajo. Hay que aclarar que se refieren no solo a las emergencias, en las que se da por hecho que se actúa contrarreloj, sino también en las tareas que se realizan en el parque, como la revisión y el mantenimiento de los equipos.

Un 21% de los encuestados considera que nunca o casi nunca tiene tiempo suficiente para realizar su tarea, mientras que un 37% indica que el tiempo es suficiente. En cualquier caso, el 62% coincidía en que tenían que trabajar con rapidez. El 94% manifestaba que deben mantener una atención alta o muy alta durante el desarrollo de su trabajo. El 71% contesta que la cantidad de trabajo es irregular e imprevisible. El 32% afirma que a menudo tienen que trabajar más allá de su horario habitual.

Sobre las demandas psicológicas de los funcionarios, el estudio sitúa la media en una nivel de riesgo elevado. Pese a que un 37% de los encuestados consideran que la respuesta es adecuada, un 19% indican que las demandas son elevadas y un 26% muy elevadas. Los aspectos más relevantes se refieren a las respuestas cognitivas: un 64% refiere que su trabajo requiere adaptarse a situaciones nuevas y un 55% que constantemente deben aprender métodos nuevos.

Respecto a las exigencias emocionales, un 28% afirma que se encuentran expuestos a situaciones que les afectan anímicamente, y al mismo tiempo un 34% dice que tienen que atender a problemas emocionales de los ciudadanos. Un 12% reconoce que ha de ocultar sus emociones ante sus compañeros.

En cuanto a la participación en la toma de decisiones, un 42% sostiene que no tiene ninguna influencia en la toma de decisiones sobre la elección de los equipos y materiales de trabajo, y un 31% tiene la misma impresión sobre la introducción de cambios en la forma de trabajar. El 72% considera que no tiene ninguna participación en la reestructuración o reorganización de los departamentos.

Otro aspecto relevante se refiere al interés por el trabajador: el 70% considera insuficiente la información sobre posibilidades de formación, y un 68% cree que las posibilidades de promoción son inadecuadas.

A la hora de realizar el trabajo, la mayoría de los funcionarios responden que la información que reciben es clara, si bien hay un aspecto sorprendente: casi la mitad (un 48,6%) manifiesta que a veces para ejecutar algunos trabajos tienen que saltarse los métodos establecidos, y un 47,9% dice que a veces reciben instrucciones contradictorias.

En otro de los aspectos estudiados, el del apoyo entre la plantilla, los técnicos consideran que las respuestas sitúan el riesgo en un nivel adecuado. Sin embargo, resulta reseñable que un 10% considera que no cuenta con el apoyo de sus jefes, que un 15% refiere que los conflictos interpersonales son frecuentes y que un 13% refieren episodios de violencia psicológica entre compañeros.

Todos estos problemas se agudizan en la categoría de mandos intermedios (sargentos, suboficiales y cabos). Aquí el 44% considera que no cuenta con el apoyo de sus superiores, un 55% afirma que hay conflictos personales. También denuncian violencia psicológica (22%), violencia física (11%), acoso sexual (11%) y discriminación (11%).

Denuncia por acoso

El bombero que el pasado 21 de agosto presentó una denuncia contra 27 de sus compañeros por acoso laboral sigue, un mes después, sin recibir una respuesta oficial a su problema por parte del Ayuntamiento, y eso que en el protocolo establecido para estos casos marca como una de sus prioridades actuar con agilidad y rapidez en la respuesta.

Este protocolo indica que, siempre que no se trate de casos graves o muy graves constitutivos de delito, si las personas implicadas acceden, se intentará resolver el problema de una manera rápida e interna mediante una reunión con la mediación de la jefa del Servicio de Recursos Humanos del Ayuntamiento. También establece que se proporcionarán pautas de actuación y propuestas para intentar poner fin al conflicto. En el plazo de un mes desde la presentación de la queja el equipo de asesores deberá validar o no la consistencia de la reclamación mediante un informe en el que se propongan las actuaciones pertinentes.

Cuando se cumple un mes desde la presentación de la denuncia, el bombero que manifestó ser víctima de acoso por parte de numerosos compañeros, que vertieron contra él insultos en un chat interno, sigue de baja por motivos psicológicos y nadie del Ayuntamiento se ha puesto en contacto con él para interesarse con su caso. El conflicto se originó cuando el funcionario reclamó por su cuenta el cobro de compensaciones por el horario nocturno.

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