Blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal y un delito contra la salud púbica. Estos fueron los cargos con los que el rey de la marihuana fue detenido el pasado jueves en Palma durante una espectacular policial. Como consecuencia, el titular del Juzgado de instrucción número nueve dictó un auto demoledor: la clausura y el embargo del local donde dispensaba la sustancia estupefaciente y una orden de alejamiento de la finca de Son Ferriol donde cultivaba las plantas de cannabis sativa.

El cabecilla de esta trama de tráfico de drogas, que actuaba bajo la cobertura de una supuesta asociación cannábica en el polígono Can Valero de Palma, quedó al descubierto tras cotejar sus ingresos oficiales con su desahogado tren de vida. De hecho, sus hijos de 18 y 17 años se desenvolvían en un elevado nivel económico impropio de su edad.

Otro tanto ocurría con la pareja sentimental del cabecilla de la trama. Esta joven de 22 años cumplía las funciones de supervisora, contable y responsable de las relaciones públicas de esta supuesta asociación cannábica. Dos empleados de 24 y 29 años, ambos de origen magrebí, se encargaban de la apertura y del comercio de este establecimiento situado en el número 13 de la calle Poima.

El 'cerebro' de esta organización, de 47 años, contaba con una decena de antecedentes en su haber relacionados con presuntos delitos contra la salud pública. .Por este motivo, el titular del Juzgado de Instrucción número nueve de Palma, que el sábado se encontraba en funciones de guardia, fue especialmente contundente en la resolución judicial dictada contra él.

El cabecilla presentaba una doble faceta. Por un lado mostraba una cara amable y, por medio de su asociación cannábica, se dedicaba a favorecer el consumo de marihuana entre un público cada vez más abundante. Por otro lado, el artífice había conseguido amasar una gran fortuna en poco tiempo, presuntamente, a través de la venta de cannabis sativa y hachís a gran escala.

Estos datos fueron lo suficientemente reveladores para que el juez dictara un auto contra él. Así, en primera instancia, el titular del Juzgado de Instrucción número nueve de Palma dictó "la aprehensión y el precinto inmediato! de todo lo contenido en la nave de la calle Poima". Asimismo la resolución judicial estableció la prohibición de entrada y de aparcamiento a menos de 500 metros de la misma.

Otro tanto ocurrió con la finca que el líder de la organización tenía en Son Ferriol. Sus hijos de 17 y 18 años se encargaban del mantenimiento de una plantación de marihuana de grandes dimensiones. De hecho , los investigadores de la Policía Nacional lograron descubrir el verdadero papel que jugaban los vástagos del cabecilla en todo este entramado era el cultivo de ejemplares de cannabis sativa a gran escala.

Ante las abrumadoras pruebas presentadas en su contra y la amenaza inminente de su posible ingreso en prisión, el cabecilla de esta organización dedicada al tráfico de marihuana accedió a entregarle al juez las llaves del almacén de marihuana en el polígono Can Valero de Palma "en un plazo máximo de cinco días". En repetidas ocasiones, el líder de este entramado había conseguido eludir la acción de la justicia y había vuelto a las andadas a la menor oportunidad.

Orden de alejamiento

En esta ocasión, el titular del Juzgado de Instrucción número nueve de Palma pugnó para que no pudiera escabullirse tal y como había hecho tiempo antes.

Respecto a la nave de Can Valero, reconvertido en un gran almacén, el juez Enrique Morell decretó a su último propietario la prohibición tanto de la entrada como del acercamiento a la misma. En este sentido, se le prohibió acercarse a menos de 500 metros de distancia de la misma.

Ante la presión judicial y la amenaza de su ingreso en prisión inminente, el cabecilla se comprometió a abandonar por completo toda actividad desarrollada en el local de la calle Poima del polígono Can Valero. También accedió a cerrar el establecimiento, que quedó inmediatamente clausurado y precintado.

La investigación del Grupo II de Estupefacientes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO), en colaboración con la Policía Local, concluyó con la intervención de medio millar de plantas de marihuana.

Atestado policial

El titular del Juzgado de Instrucción número nueve de Palma, el juez Enrique Morell, destacó la importancia que había cobrado el "detallado atestado" policial para acreditar el presunto tráfico de drogas y desmantelar el entramado que había desplegado el considerado como rey de la marihuana de Palma. El detenido se situaba a la cabeza del elenco que había aflorado en los últimos tiempos de las numerosas asociaciones cannábicas que habían aflorado en la capital balear. Así, el juez que se encontraba el sábado en funciones de guardia en los juzgados de Vía Alemania hizo especial hincapié en que el presunto tráfico de sustancias estupefacientes había quedado "objetivamente corroborado" gracias a la investigación del Grupo II de Estupefacientes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional, que había desarrollado en los últimos meses en una estrecha colaboración con la Policía Local de Palma.