No es frecuente que una ocupación acabe en una detención por parte de los Mossos d'Esquadra. Solo ocurre una de cada cien veces, más o menos. El pasado martes se terminó así la usurpación de una vivienda cometida por un hombre de 52 años y de nacionalidad rumana en un piso de la calle de Marqués de Campo Sagrado número 9.

Sobre las 18.30 horas, los vecinos del bloque avisaron a la propietaria del inmueble, un piso del barrio de Sant Antoni. Le dijeron que habían visto a un tipo que parecía estar cambiando la cerradura de la puerta de entrada. La dueña, que reside en otro domicilio y tenía esa casa vacía en verano, consciente de que nadie tenía permiso para cambiar la cerradura, llamó a los Mossos.

Cuando la patrulla de Seguretat Ciutadana llegó al lugar no había ni rastro del 'cerrajero'. Los policías llamaron al timbre y el sospechoso abrió la puerta. Le explicaron que habían hablado con la propietaria del domicilio, que aquello era un delito de ocupación de inmueble y que tenía que marcharse. El hombre no estaba de acuerdo. Asomó por la puerta entreabierta un cuchillo con el que avisó: si trataban de entrar, lo usaría. Para clavárselo a ellos o para acabar con su propia vida. Según fuentes policiales, en más de una ocasión el asaltante acercó la hoja a su cuello amenazando con suicidarse. El jefe de turno del distrito del Eixample era uno de los agentes que había acudido a ese servicio. Actualmente, solo este cargo policial está autorizado para hacer uso de las pistolas eléctricas. Con esta herramienta acabó el intento de ocupación: una descarga tumbó al asaltante y lo dejó desconcertado un tiempo que bastó a los agentes para reducirlo y esposarlo.

En la comisaría de Les Corts, recuperado del susto, el hombre volvió a enfrentarse con los policías, esta vez con los funcionarios del área de custodia de detenidos. Dos de ellos sufrieron lesiones leves. Este segundo incidente ha añadido los cargos de atentado contra dos agentes de la autoridad al delito de ocupación de inmueble por el que había sido arrestado. Declarará por ambos ante un juez durante las próximas horas. Su hoja de antecedentes policiales es larga, ha sido arrestado en otras 19 ocasiones.

23 denuncias al día en Cataluña

En el 2019 solo se practicaron 72 arrestos por ocupación de inmueble en Cataluña. Un delito que se denunció en 8.340 ocasiones. Es decir, cada día se presentan 23 denuncias de ciudadanos que afirman haber sufrido la ocupación de una propiedad -domicilios, terrenos, locales, naves industriales...- y la realidad es que, sin órdenes judiciales, la policía rara vez puede actuar. Y cuando lo hace, casi nunca acaba arrestando al autor del allanamiento. La cosa cambia si este atenta contra los agentes o contra su propia vida, como ocurrió el martes en la calle de Marqués de Campo Sagrado.

En Barcelona, a lo largo del 2019, se denunciaron 1.615 ocupaciones, cinco cada día. Durante el primer trimestre del 2020 esa frecuencia de denuncias se ha mantenido, tanto en la capital catalana como en el resto de Catalunya.

Los Mossos no han hecho públicos datos más recientes que indiquen cómo ha evolucionado la tendencia después de la pandemia de coronavirus. El recuento no muestra la fotografía completa del fenómeno dado que en las bases de datos de la policía catalana no constan las denuncias que las personas afectadas han presentado directamente en juzgados civiles o penales.