Dos vecinos de la calle Lluna, en Pòrtol, han mantenido un litigio por la ocupación de un vial junto a sus casas. Se trata de un espacio que durante años ha sido utilizado como vía de acceso por una familiar para acceder al corral de su casa y evitarse así una vuelta considerable. Pero ahora la otra casa ha sido vendida y los nuevos propietarios han decidido reformarla y construir en ese espacio, hasta ahora libre. El juez ha dado la razón al nuevo dueño y ha dictaminado que puede llevar a cabo la obra. Pero los vecinos afectados lo consideran una injusticia y una de ellas decidió la semana pasada llevar a cabo una peculiar protesta: cogió una silla de terraza y se plantó en medio del vial, con la intención de evitar que continuaran con las obras. Uno de los propietarios de la casa que está siendo reformada no se arredró. Cogió otra silla y se plantó delante de la de su vecina. Los dos estuvieron allí durante horas, en silencio, vigilándose uno a la otra. A la mañana siguiente, la mujer seguía allí, lo que obligó a intervenir a una patrulla de la Policía Local. Los agentes estuvieron cerca de una hora tratando de razonar con ella, hasta que finalmente le advirtieron de que, en el caso de que siguiera entorpeciendo el trabajo de los obreros, podría acabar detenida por delitos de desobediencia y coacciones. Parece que las cosas se han calmado, por ahora.

El fardo era un cebo

Un aviso alertaba la mañana del jueves del avistamiento de supuestos fardos de droga flotando a unas 10 millas de la costa de Andratx. Un dispositivo especial se puso en marcha para tratar de recuperarlos. La prioridad era máxima. Aparte de la lucha contra el narcotráfico, los voluminosos paquetes podrían poner en serio peligro la navegación. A continuación, buceadores de la Guardia Civil se dirigieron a toda velocidad desde su base en Cala Rajada hasta las coordenadas señaladas, muy alejadas de la costa del Ponent de Mallorca. Sin embargo, cuando los submarinistas del instituto armado llegaron al punto, comprobaron estupefactos que la alerta no tenía nada que ver en absoluto con el tráfico de sustancias estupefacientes. En lugar de fardos, eran artes flotantes de pesca para la captura de la llampuga. Una falsa alarma que provocó una rápida movilización del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil junto a numerosos efectivos.

Una familia al rescate

El policía tutor de Andratx Víctor Coll estaba fuera de servicio la noche del miércoles con su familia en la playa del Toro cuando su hijo Ian, de siete años, se dirigió hacia una zona apartada del arenal. El pequeño observó cómo un turista británico, de unos 60 años, presentaba serias dificultades para poder respirar por culpa de una crisis asmática. Al ver los problemas que atravesaba el hombre, el menor regresó a buscar a sus padres para que atendieran al turista en apuros. A continuación, toda la familia al completo se desplazó hasta el lugar donde estaba la víctima. En primer lugar, le alcanzaron el Ventolín que portaba, ya que el afectado no podía llegar hasta él para inhalar, y le ayudaron a respirar. Tras avisar a las asistencias sanitarias, estas se personaron poco después para atender al turista británico.