Los vecinos de una finca de la calle Pare Guillem Vives, en la barriada palmesana de Foners, llevan meses sufriendo las molestias de lo que parece ser una fábrica clandestina de chorizos, instalada en una vivienda en la que conviven varias familias. Según comentan algunos de los residentes, desde noviembre del año pasado contemplaron atónitos cómo en uno de los tendederos de la ropa, que da a un patio interior, colgaban grandes ristras de embutidos frescos, para que se curasen. La situación se ha agravado con la llegada del calor durante los meses de verano. "Tengo que tener las ventanas cerradas", explica uno de los vecinos, "porque el olor que se te mete en casa es insoportable y el ruido de la picadora de carne es también muy molesto".

Los vecinos dudan mucho de que esos productos cárnicos, que al parecer se distribuyen entre carnicerías, cuenten con los requisitos sanitarios necesarios, y más con la pandemia de coronavirus descontrolada. Así que uno de ellos llamó hace unos días a la consellería de Sanidad, en concreto con el servicio de Seguridad Alimentaria, para alertar del posible riesgo que suponían. Desde la consellería le dijeron que no podía hacer nada, que fuera a denunciarlo a la Patrulla Verda de la Policía Local. Ese mismo día se cruzó con cuatro agentes de Policía por la calle y les contó lo que ocurría. Le respondieron que debía ir a las oficinas municipales a poner una denuncia. Solo que el vecino es remiso a poner una denuncia que le obligue a identificarse. Así que por ahora nadie hace nada.

Y no es la única conducta anómala que detectan en ese domicilio. La semana pasada, un vecino captó con su móvil otra imagen insólita. Parece que ser que dos mujeres estaban limpiando la suciedad que se había acumulado en una canal de recogida de lluvias. Como no podían llegar, la mayor sujetó a la más joven de las piernas y la mantuvo suspendida en el exterior hasta que la desatascaron.

Revisión en la Catedral

Los doce aspirantes a bombero -once hombres y una mujer- que realizan el curso básico antes de incorporarse al cuerpo de Bombers de Palma prosiguen con las prácticas, que esta semana les han llevado a recorrer los rincones más desconocidos de la Catedral. Se trata de que los futuros bomberos tengan conocimientos para enfrentarse a un posible incendio en la Seu, y más tras los desastres ocurridos en Notre Dame de París y en la catedral de Nantes. El grupo recibió las explicaciones de Joan Pastor, técnico de seguridad de la Seu, que les guio por el interior del templo, y examinó los lugares que podrían ser críticos en caso de incendio .

Autoescala prestada

Un incendio declarado el martes en un ático ubicado en la octava planta de un edificio de la calle Pere Joan Jobera dejó en evidencia la precariedad de los medios con los que tiene que trabajar este servicio de emergencia. Los Bombers, ante el mal estado de su vieja autoescala, tuvieron que pedir prestado un vehículo a sus compañeros de los Bombers de Mallorca, que han renovado recientemente su parque móvil. Tres días después el Ayuntamiento anunció la adjudicación para adquirir una nueva autoescala para los bomberos, aunque el vehículo tiene que ser fabricado exprofeso, y tardará todavía más de un año en ser entregado.