La investigación sobre la muerte de una pareja en su casa de Esporles, cuyos cadáveres fueron hallados anteayer, apunta a un suicidio pactado. Los agentes de la Guardia Civil encontraron en la vivienda algunos indicios de que las víctimas, Bartomeu M.T., de 46 años, y Julia S.F., de 60, llevaron a cabo algún tipo de ritual. Ambos llevaban unos 20 días muertos, según los forenses, que no han podido determinar por el momento las causas de las muertes debido al mal estado de los cuerpos. Serán necesarias pruebas de laboratorio para tratar de aclararlas. Los cuerpos no presentaban signos evidentes de violencia y tampoco en la vivienda se encontraron señales de lucha.

Nadie había echado en falta a la pareja, que apenas tenía contacto con sus vecinos. En Esporles, donde se instalaron hace una década, recuerdan verles dar paseos por el pueblo, pero destacan su carácter discreto, reservado y algo extravagante. Una joven señalaba que en una ocasión le dijeron que eran "ángeles".

Las muertes de Bartomeu y Julia, fechadas hace unas tres semanas, habían pasado inadvertidas hasta el miércoles por la mañana. El intenso hedor procedente del número 4 de la calle Balladors, fruto de la descomposición de los cadáveres, llevó a los vecinos a llamar a la Policía Local. Nadie respondió a las insistentes llamadas a la puerta de los agentes, que informaron a la Guardia Civil. Desde el instituto armado se optó por pedir una autorización judicial para entrar en la casa. La magistrada dio el visto bueno a las tres de la tarde. Y así, cuando finalmente accedieron al inmueble, descubrieron lo ocurrido. Los cadáveres fueron hallados en estancias diferentes, con alguna mancha de sangre, en un estado de descomposición muy avanzado.

Los agentes de la Policía Judicial y el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, junto a un médico forense, examinaron los cuerpos y la escena durante horas. No encontraron, ni en los cuerpos ni en la casa, pistas sobre un incidente violento que explicara sus muertes. Junto a los cadáveres había algunos objetos que apuntaban a que la pareja había celebrado un ritual, lo que lleva a los investigadores a pensar que podrían haber pactado suicidarse juntos. Esta es la principal hipótesis con la que trabaja la Guardia Civil, que ayer continuó inspeccionando la casa para recabar más evidencias.

Las autopsias, que comenzaron a practicarse ayer en el Instituto de Medicina Legal de Palma, no han permitido todavía determinar cómo fallecieron las víctimas. Los forenses han señalado que murieron hace aproximadamente 20 días y que las altas temperaturas aceleraron el proceso de descomposición.

Los especialistas han tomado muestras de ambos cadáveres para remitirlas al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, donde se analizarán en busca de pruebas que permitan resolver el caso.