Bartolomé B.R. ha perdido la cuenta de las veces que se ha sentado en el banquillo de los acusados. A sus 49 años ha sido condenado 41 veces. Y media, teniendo en cuenta lo visto ayer en un nuevo juicio por tres robos en locales y viviendas, de donde se habría llevado un Rolex de 6.000 euros, por los que la fiscal reclama otros cinco años de cárcel para él. La sentencia se antoja leve, ya que la magistrada accedió a la petición de su abogado, Miquel Àngel Ordinas, de dejarlo en libertad.

El hombre arrastra un larguísimo historial delictivo que comenzó hace ya tres décadas, en 1989, cuando la Audiencia Provincial le impuso su primera condena: cuatro meses y un día de cárcel por un atraco. Desde entonces, raro es el año en el que no ha pasado por los juzgados, casi siempre por delitos contra el patrimonio ajeno. Desde simples hurtos a robos con violencia. Él dice que todo es fruto de su adicción a las drogas y sus problemas mentales: "Tomo cocaína y heroína desde los 16 años y estoy en tratamiento psiquiátrico", contó en su último juicio, en el que declaró desde la cárcel a través de videoconferencia. En su último alegato, pidió salir de la prisión, donde entró otra vez hace poco más de dos meses. "Estoy tomando metadona. Tengo que cuidar un poco de mi madre, que tiene 88 años, antes de que sea demasiado tarde", dijo.

Esta vez, a Bartolomé B.R. le acusan de tres robos cometidos entre abril y mayo de este año. Apenas llevaba cinco meses en libertad cuando volvió a ser detenido por ellos. Según la acusación, el 16 de mayo se coló en un chalé de Marratxí y forzó una cristalera. De allí se llevó supuestamente tres relojes, uno de ellos un Rolex valorado en 6.000 euros. Días antes, el 6 de abril entró en un supermercado de Palma y forzó la taquilla de una empleada, de donde cogió un móvil y una cartera con 10 euros.

La Guardia Civil detuvo de nuevo a este delincuente el 21 de mayo, cuando violentó con un destornillador la puerta de un almacén de Marratxí. El dueño estaba dentro, lo sorprendió y lo retuvo hasta que llegó la Guardia Civil. Bartolomé B.R. alegó ayer que entró para pedir "unos cables de moto" y negó que su intención fuera robar. Cuando fue detenido, llevaba puesto uno de los relojes robados en el chalé de Marratxí. "Se lo compré a un drogadicto por 40 euros en el barrio chino", se justificó.

La fiscal mantuvo al acabar el juicio su petición de cinco años de prisión para él. Le acusa de tres delitos de robo con fuerza con la agravante de reincidencia. Dio por bueno que sufre un problema con las drogas y apreció la atenuante de toxifrenia, pero no rebajó ni un día su reclamación de condena.

El abogado defensor pidió su absolución al entender que no hay pruebas. Sin embargo, planteó una condena menor por el intento de robo en el almacén donde fue sorprendido, con atenuantes de drogadicción y alteración mental. Bartolomé B.R. vuelve a ser un hombre libre, ya que la jueza accedió a la petición de letrado de que saliera de prisión. A la espera de la sentencia, no puede salir de España y debe comparecer periódicamente en un juzgado.

Cuando la fiscal preguntó en el juicio a uno de los afectados si quería que el acusado le pague alguna indemnización, el testigo fue claro: "¿Qué voy a reclamar, si no tiene dónde caerse muerto?", respondió. No sabe que Bartolomé B.R. es la oveja descarriada una familia bastante acomodada y sin apuros económicos.