Las cenizas del legionario mallorquín Alejandro Jiménez, muerto de un disparo el año pasado durante unas maniobras en la localidad alicantina de Agost, reposan desde el sábado en el cementerio de Palma. Un día antes, el militar recibió un homenaje de la Legión ante el cristo de Mena.

Mandos de la Legión estuvieron presentes tanto en Málaga como en Palma en el homenaje y el posterior depósito de sus cenizas. También acudieron al sepelio en la capital balear antiguos compañeros del equipo de rugby. Un deporte al que Alejandro era muy aficionado antes de ingresar en el Ejército.

El Juez Togado Militar Territorial número 23 investiga la muerte del militar mallorquín tras recibir un disparo de un fusil en el tórax. Una investigación de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil señala a un sargento de la Legión como el presunto autor del disparo que le causó el fallecimiento el 25 de marzo del pasado año.

De acuerdo con la investigación pericial del instituto armado, el disparo habría sido efectuado a una distancia de 17 metros de distancia, presuntamente, por este suboficial. Este impacto habría causado la muerte en el acto del joven legionario mallorquín. Hasta tres peritos han certificado que el proyectil procedía del fusil disparado por el sargento.

La reconstrucción del trágico fallecimiento del militar mallorquín desveló una serie de irregularidades cometidas durante la celebración de dichas maniobras en la localidad alicantina de Agost. Alejandro Jiménez no estaba equipado con un chaleco antibalas con las placas de metal. No impedía, por tanto, el paso de un proyectil.

La versión inicial de un capitán de la Legión, refrendada por otros militares, señalaba a un supuesto rebote que entró a la víctima por una axila y le causó la muerte. Sin embargo, la investigación de la Guardia Civil, respaldada también por el testimonio de un legionariotestimonio de un legionario, echó por tierra esta hipótesis. Las pesquisas desvelaron que se trató de un disparo directo.