Tres monitores del colegio de educación especial Mater Misericordiae de Palma fueron condenados ayer por la muerte de una alumna que se ahogó en la piscina del centro. Los acusados reconocieron ante la jueza un cúmulo de descuidos que propiciaron el accidente y se declararon autores de un delito de homicidio por imprudencia menos grave. Por él aceptaron pagar multas de 540, 720 y 900 euros, respectivamente tras el acuerdo alcanzado entre sus abogados, la acusación particular y la fiscalía, que solicitaba en principio sendas condenas de dos años y medio de prisión. La familia de la víctima, que tenía una severa discapacidad psíquica, fue indemnizada ya con más de 100.000 euros por la aseguradora del colegio.

Los hechos ocurrieron el 13 de diciembre a mediodía. En primer lugar, los ahora condenados incumplieron el protocolo de seguridad del centro al no dejar cerrada con llave la puerta de acceso a la piscina tras ser utilizada por un grupo. Uno de los monitores se había llevado la llave consigo cuando salió del centro para ir a desayunar. Al darse cuenta, no regresó para cerrar la puerta, sino que se limitó a alertar a las otras dos acusadas a través de Whatsapp. Estas le dijeron que las dejara en la portería al volver y se fueron de la piscina dejando la puerta abierta.

La víctima, Aina Maria Nicolau, de 31 años y con una discapacidad intelectual del 88 por ciento que la hacía totalmente dependiente, se encontraba entonces en el patio con otros 18 usuarios y tres monitoras diferentes. Estas trabajadoras no sabían que la piscina estaba operativa ese día y, mucho menos, que la puerta de acceso se había quedado abierta.

Nicolau se escapó del patio y entró en el recinto de la piscina. Una de los trabajadores condenadas la vio y logró sacarla de allí para llevarla de nuevo al patio. Tampoco entonces avisó a sus compañeras de que la puerta no estaba cerrada con llave. La víctima volvió a escaparse unos minutos después y regresó a la piscina sin que nadie se diera cuenta. Esta vez acabó en el agua y, como no sabía nadar, se ahogó. Cuando los monitores descubrieron lo ocurrido, ya nada pudo hacerse por su vida.

La fiscalía y el abogado Eduardo Luna, que ejerce a acusación particular en nombre de los padres de la víctima, reclamaron sendas condenas de dos años y medio de prisión para los tres monitores que dejaron la puerta abierta a sabiendas tres monitores que dejaron la puerta abierta a sabiendas por un delito de homicidio por imprudencia grave. Mientras tanto, el colegio Mater Misericordiae indemnizó a la familia de Nicolau a través de su compañía aseguradora con más de 100.000 euros por el fallecimiento de la joven.

Las partes alcanzaron ayer un acuerdo de conformidad y las penas quedaron en multas, al considerar finalmente que la imprudencia no fue grave. Los tres monitores reconocieron los hechos y aceptaron pagar multas de 540, 720 y 900 euros respectivamente. La magistrada dictó sentencia en el acto.