Junto a la playa de Illetes, en Calvià, hay una zona de rocas que se ha puesto de moda entre los chavales para ir a saltar al mar. El problema es que está también frecuentado por bandas de menores muy conflictivos y los últimos días la Policía Local de Calvià ha registrado varios casos de robos con intimidación y violencia. El último fue este jueves. Tres chicos de Palma se vieron rodeados por una banda de entre quince y veinte menores, que con la excusa de pedirles agua, les intentaron desvalijar. Una de las víctimas intentó evitar que le quitaran el altavoz que llevaba y se produjo un forcejeo, hasta que uno de los asaltantes le derribó de un puñetazo en la cara. La banda se escapó corriendo con el altavoz en su poder. Un vecino de la zona acudió en auxilio del chico agredido y le recomendó que avisara a la Policía. Varias dotaciones de la Policía Local acudieron al lugar, tranquilizaron a las víctimas del asalto y dieron una batida por la zona. Poco después localizaron a la banda, un grupo de menores que ya han protagonizado otros incidentes similares. El autor de la agresión no estaba con ellos, pero pudo ser totalmente identificado. Lo más triste es la recomendación que les hicieron a los chicos asaltados: mejor que no vuelvan a esta zona a bañarse para evitar problemas en el futuro.

Dar ejemplo

Pilar es una vecina de Palma de 75 años, cumplidora escrupulosa de las normas para evitar el contagio del coronavirus, que se quejaba la semana pasada. Salió a pasear por los alrededores de la Porta des Camp y se vio rebasada por dos agentes de la Policía Local que no llevaban la mascarilla. "Les he preguntado dónde estaba la mascarilla y me dicen que como la acera es ancha y se puede mantener la distancia no es necesaria. Pero conmigo no la habían guardado, por que me habían pasado bien cerca". La anciana alerta de que las normas se están relajando demasiado. "Yo soy persona de riesgo y siempre llevo mascarilla, gafas y gorro. Y creo que la Policía debe dar ejemplo".

Abejas peligrosas

La llegada del buen tiempo y el calor propicia cada año la aparición de enjambres de abejas que pueden llegar a ser tan molestos como peligrosos. El pasado fin de semana, varios vecinos de Inca alertaron de que la presencia de uno de ellos en la fachada de un edificio, sobre un comercio por el cada día pasan decenas de personas. La Policía Local se movilizó para acordonar la zona y evitar riesgos, hasta que una dotación de los Bombers de Mallorca se desplazó al lugar y retiró el enjambre, que fue entregado después a un apicultor para que se hiciera cargo de él.

Un machista en el banquillo

Durante un juicio celebrado contra un hombre acusado de intentar matar a su exmujer en Palma, el acusado dio evidentes muestras de su machismo. Negó todas las acusaciones en su declaración, pero dejó varias perlas que evidenciaron su actitud hacia la víctima. "A mi no me gustaba que saliera de fiesta", admitió cuando le preguntaron los motivos de una discusión. "Ella nunca ha sido muy fogosa", replicó para concretar si seguía manteniendo la relación sentimental con la denunciante. El hombre afirmó además que ni siquiera se quejó cuando la mujer le mordió en un dedo durante la agresión. "No dije ni 'ay'", aseguró.

Casero y okupa

Un hombre acusado de traficar con drogas en la barriada de Verge de Lluc, en Palma, contó durante el juicio que él no vivía en la casa donde la Policía encontró estupefacientes. Según dijo, ese inmueble lo tenía alquilado por 500 euros mensuales, mientras él, su mujer y sus hijos residían en un piso okupado en la zona de Pere Garau. Además, percibían una ayuda familiar de 740 euros. Habrá que ver si el tribunal se lo cree.