Numerosos efectivos, entre profesionales y voluntarios, se sumaron ayer a la búsqueda de Layo Gutiérrez Cañada, de 37 años. La zona de rastreo comprendió desde Cala Figuera a Portals Vells. Desde la tarde del pasado miércoles se desconoce su paradero.

La búsqueda del hombre se efectuó por tierra mar y aire. Un helicóptero de la Guardia Civil sobrevoló repetidamente la zona para comprar si a vista de pájara se vislumbraba algún rastro del desaparecido.

Por su parte, los submarinistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil realizaron numerosas inmersiones en la zona. Los buceadores del instituto armado exploraron las numerosas cuevas de la zona por si había algún indicio de Layo.

No obstante, fue por tierra donde se sumaron el mayor número de efectivos para buscar al desaparecido. Sobre las siete de la mañana, el punto de encuentro se fijó en la playa de Portals Vells. Desde allí tenían previsto desplazarse en grupos por las inmediaciones. La primera recomendación que se había a los participantes era que llevaran calzado cómodo, bastones de trekking y dos baterías del teléfono móvil. En un principio se instaba a que pertenecieran a servicios de emergencias. De hecho, se reservaron el derecho a descartar a algunos integrantes en función de su equipación y su condición física.

Sobre las cinco de la tarde del pasado miércoles se dio el primer aviso a las emergencias, ante la desaparición de Layo Gutiérrez Cañada. Por la mañana había salido de su domicilio y portaba unas gafas de buceo y el snorkel.

Los allegados de Layo Gutiérrez conocen sobradamente su afición de salir solo al monte y a hacer buceo en algunas calas. En esta ocasión, como en otras muchas veces, había salido de casa con un exiguo equipaje para regresar a casa el mismo día.