La mayoría de las noticias sobre las operaciones realizadas por el Grupo II de Estupefacientes llevan la misma muletilla: "Con la colaboración de la Policía Local de Palma". El grupo cuenta en sus filas con cuatro agentes municipales que le han permitido mejorar su capacidad de respuesta contra el tráfico de drogas.

La integración de policías locales en uno de los grupos de la Policía Nacional fue una iniciativa del jefe superior de Balears, el comisario Gonzalo Espino. Antes había colaboraciones esporádicas entre los cuerpos, pero no perduraban. El trabajo en equipo solía quedar en declaraciones de intenciones, y no eran raras las fricciones entre los cuerpos.

En febrero del año pasado, la insistencia de Espino permitió la llegada de tres agentes de la Policía Local. Eran voluntarios, procedentes del Grup d'Actuació Preventiva (GAP) y la Policía de Barrio. Posteriormente se unió otro más. Los cuatro funcionan de facto como miembros del Grupo II de Estupefacientes.

"Tuvieron que hacer un cursillo intensivo sobre nuestra forma de trabajar, pero se adaptaron a toda prisa", explica el inspector Nogales. "Nos permitieron ampliar nuestra capacidad operativa y mejorar nuestras intervenciones".

Los agentes de la Policía Local se benefician de la información que genera sus compañeros de cuerpo, y sus conocimientos técnicos permiten al grupo atacar a determinados puntos de venta de droga, no sólo en el ámbito penal, sino también en el administrativo, como en los casos de bares donde se trafica y se detecta la presencia de menores o que no cuentan con los permisos de actividad.