Un hombre aceptó ayer una condena de seis años de prisión por traer a Mallorca desde República Dominicana cinco kilos de cocaína escondidos en una maleta. El procesado fue interceptado por la Guardia Civil a su llegada a la isla. El hombre, de 62 años, reconoció los hechos en la Audiencia Provincial y se conformó con la pena tras alcanzar un acuerdo con el ministerio público. El pacto incluye que sea expulsado a su país cuando cumpla la mitad de la condena.

El acusado está preso desde que fue detenido el año pasado. El 22 de octubre de 2019 aterrizó en Palma en un vuelo procedente de Santo Domingo tras una escala en Madrid. El hombre llamó la atención de los agentes de la Guardia Civil que controlan la llegada de los pasajeros. Los funcionarios decidieron darle el alto, le pidieron la documentación y le llevaron a una sala para examinar su equipaje.

Los investigadores inspeccionaron su maleta y hallaron un sistema de dobles fondos. En ellos encontraron once paquetes con envoltorios de plástico negro. Dentro había otros bultos con una sustancia blanca.

De gran pureza

Los análisis revelaron que se trataba de cocaína. En total había 4.920 gramos con una pureza del 65 por ciento. La droga tenía un valor en el mercado negro de más de 433.000 euros.

El hombre llevaba encima además dos teléfonos móviles y 209 euros. Fue detenido de inmediato y el juez de guardia decretó su ingreso en prisión, donde continúa recluido. La fiscalía le imputó un delito contra la salud pública y reclamó para él ocho años de cárcel y una multa de 900.000 euros.

El acusado fue trasladado ayer a la Audiencia Provincial, donde compareció ante el tribunal de la sección segunda. Su abogado y el fiscal alcanzaron un acuerdo de conformidad y el hombre dio el visto bueno al pacto. Así, aceptó finalmente una condena de seis años de prisión y su expulsión de España cuando cumpla la mitad de la pena tras reconocer los hechos ante las magistradas. El acusado no podrá regresar al país en un plazo de diez años y deberá hacer frente además a la sanción económica.

La vista, que apenas duró unos minutos, se celebró siguiendo escrupulosos medidas higiénicas para evitar contagios de coronavirus. Las juezas, el fiscal, el abogado defensor, el acusado, la funcionaria y los agentes de la Policía Nacional que estaban presentes en la sala llevaban mascarilla, los micrófonos estaban cubiertos con recortes de guantes de látex y en el juicio no hubo público. Tras la vista, el hombre condenado fue trasladado de nuevo a prisión.