Cuatro hombres aceptaron ayer sendas condenas de cinco años y cinco meses de prisión por desvalijar once chalés en apenas un mes en Mallorca. Los delincuentes, de nacionalidad chilena, admitieron los hechos tras alcanzar un acuerdo con la fiscalía. Además de la pena de cárcel, acataron indemnizar a las víctimas con más de 300.000 euros por los efectos sustraídos y los daños que causaron para acceder a los inmuebles. El pacto incluye que los cuatro sean expulsados de España el próximo mes de septiembre, al cumplir dos quintas partes de la condena.

Los delincuentes fueron trasladados ayer por la mañana desde la cárcel de Palma a la Audiencia Provincial, donde reconocieron los hechos ante el tribunal de la sección segunda. La fiscalía reclamaba inicialmente nueve años de cárcel para cada uno de ellospor delitos de robo con fuerza y organización criminal, pero rebajó su petición tras pactar con las defensas de los acusados.

Como ellos mismos admitieron, durante su estancia en la isla en el verano de 2018 actuaron en Calvià, CalviàSantanyí. Su golpe más importante fue el último, cuando en la noche del 22 de julio de 2018 entraron en un chalé en Santa Ponça, en Calvià. Fracturaron el marco de una ventana y lograron joyas valoradas en 171.688 euros. La Guardia Civil, que iba tras ellos por la oleada de robos, los arrestó cinco días más tarde en Magaluf, donde se habían instalado. Desde entonces, están en prisión.

La banda cometió los primeros robos en Mallorca el 23 de junio de ese año, cuando desvalijó dos chalés en Santa Ponça y Santa PonçaBendinat. Un día después consiguieron 25.000 euros en efectivo y otros tantos en joyas en una vivienda de lujo de la misma zona. Entre el 3 y 5 de julio asaltaron cuatro chalés en Cala d'Or (Santanyí), Santa Ponça y Costa de la Calma (Calvià) y sa Coma (Sant Llorenç). En todas encontraron joyas y en una intentaron sin éxito abrir la caja fuerte, que quedó destrozada. El 10 de julio volvieron a actuar en Cala d'Or, de donde se llevaron 70.000 euros. Una semana más tarde entraron, en una sola, en noche dos chalés de Cala Figuera. En uno hallaron joyas valoradas en 1.800 euros y del otro se fueron sin nada pese a causar daños tasados en 13.000 euros.

Los delincuentes, detenidos en la 'Operación Fort Knox' de la Guardia Civil, había enviado buena parte del botín a Chile. Los investigadores lograron recuperar unos 100.000 euros. Según las pesquisas, los cuatro acusados formaban parte de una banda especializada en robos en viviendas, conocida como Lanzas Internacionales.

La fiscalía les imputó un delito continuado de robo con fuerza en casa habitada, por el que reclamaba sendas penas de siete años de cárcel, y otro de organización criminal, por el que solicitó otros dos años de reclusión, así como elevadas indemnizaciones para los perjudicados. El ministerio público rebajó finalmente su petición tras alcanzar un acuerdo con los abogados de los procesados, dos de ellos representados por Miquel Àngel Ordinas.

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