Una ingesta de proteína de leche. Según la conclusión del informe forense, esta fue la causa directa de la muerte de la niña Naia, de cinco años, el 24 de mayo del pasado año tras comer un helado en el comedor del colegio La Salle de Palma.

El dictamen de la necropsia también aprecia una serie de posibles negligencias del centro escolar al no haber administrado a la menor una inyección de adrenalina, que podría haberle salvado la vida. En este sentido, los facultativos hacen constar que el colegio no contaba con personal sanitario preparado para identificar que los síntomas que presentaban la niña eran compatibles con un shock anafiláctico.

En su informe, los forenses datan la muerte de Naia a las 13.38 del 24 de mayo de 2019. El helado con el alérgeno de proteína de leche se calcula que la pequeña lo habría tomado en torno a las 13.05.

Sin personal preparado

El impacto que generó en el organismo de la pequeña la ingesta fue tan fulminante que ni siquiera llegó a desarrollarle el típico hinchazón que acarrea un shock anafiláctico. No obstante, los facultativos consideran que la única posibilidad de revertir los efectos en ese instante era administrar a la niña la inyección de adrenalina, que Naia llevaba en la mochila.

Los forenses resaltan que el centro escolar no contaba con personal sanitario para abordar un shock anafiláctico. Solo disponía de una auxiliar de enfermería, que no supo identificar la reacción alérgica de la menor y consideran que no estaba lo suficientemente preparada para afrontar esta situación tan crítica.

En su informe, los forenses exoneran de toda responsabilidad al 061. De hecho, consideran que las palabras de la auxiliar de enfermería del centro escolar les indujo a error. Así, los facultativos resaltan que esta persona no tuvo capacidad para tomar el pulso a la niña. Hasta en tres ocasiones informó al médico del IB-Salut que la menor se encontraba respirando. Aunque, tras reconstruir lo ocurrido, los expertos concluyen que esos momentos la pequeña ya no respiraba.

Ante la falta de cualificación del personal de enfermería del colegio La Salle, la auxiliar de enfermería se saltó por completo el protocolo de actuación establecido para estos casos. En primer término, pasaba por inyectarle la adrenalina que la niña portaba consigo siempre en su mochila y luego llamar a los servicios sanitarios.

La consecuencia directa que provocó a la niña tomar el helado con proteína de leche fue un paro cardiaco. Acto seguido, le generó un fracaso multiorgánico y unos 50 minutos después le ocasionó la muerte. Así, los forenses consideran que con un shock anafiláctico tan agudo como el que presentaba la menor no podía sobrevivir más allá de una hora.

La reacción alérgica de la niña fue tan fulminante que Naia tampoco presentaba manifestaciones cutáneas ni el habitual hinchazón de la garganta que puede derivar en asfixia. No obstante, en los momentos previos antes de perder el conocimiento, había tenido vómitos y una respiración agónica antes de perder el sentido. Unos indicadores suficientes para concluir que esta sufriendo una reacción alérgica aguda. Además, la niña portaba siempre consigo en el comedor una tarjeta que explicaba que tenía alergia a la leche y por lo tanto no se le debía darle de comer ningún derivado lácteo.