Tres policías realizaron un rescate extremo, y la posterior detención, de un hombre en Palma a punto de precipitarse desde lo alto de un edificio. El sujeto, de 58 años, se escondía de ellos y se encontraba colgando en la azotea después de que amenazara a un compañero de piso con unas tijeras y le causara lesiones en una mano."Me agarró para intentar que cayéramos al vacío los dos", precisó uno de los agentes.

Los hechos ocurrieron sobre las diez y veinte de la noche del pasado miércoles en un edificio de cuatro plantas okupado situado en la calle Antoni Frontera de Palma. La sala del 091 recibió una llamada de que se había producido una agresión con unas tijeras a un hombre en una mano en el interior.

Efectivos de los Rayos de la Policía Nacional se personaron en el lugar con celeridad. El agresor había escapado hacia la azotea, pero no había el menor rastro de él. "Fuimos a por un escudo y con la linterna enfocamos, pero había desaparecido", recordaban los agentes.

De repente, uno de los policías echó una ojeada al exterior y se encontró al individuo colgando en el exterior de la fachada en una situación muy comprometida. "Pensamos que se podía caer en cualquier momento y le agarré", recordó uno de los agentes actuantes.

Su corpulencia, con un peso de unos 85 kilos y más de 1,80 metros de estatura, no ayudaba nada a izarle a la parte superior. Los temores de los agentes que le habían sujetado eran que cediera el pequeño muro que les sujetaba. "Teníamos más de medio cuerpo fuera del edificio y pensamos que si se rompía caeríamos todos al vacío". La otra posibilidad que se planteó fue tratar de apartarlo a un lateral, donde una eventual caída a un patio era mucho menor.

Con las fuerzas al límite

Durante unos minutos interminables, las fuerzas de los agentes se pusieron al límite. Máxime cuando la actitud del hombre no era en absoluto colaboradora con los agentes que habían acudido a rescatarle.

Finalmente, los policías realizaron un último esfuerzo ímprobo. Dos agentes le izaron y un tercero aprovechó el movimiento para agarrar fuertemente al hombre del pantalón y ponerle a salvo. Lejos de agradecer la heroica acción de los funcionarios, el individuo se comportó de forma violenta y tuvo que ser reducido en el suelo antes de ser detenido.