Un incendio destruyó ayer un yate de unos 20 metros de eslora amarrado en Puerto Portals, en Calvià, que acabó hundiéndose y provocó un vertido de combustible. Los bomberos trabajaron durante diez horas y los operarios del puerto colocaron tres barreras flotantes para contener las sustancias contaminantes. El siniestro generó una gran humareda y obligó a confinar -todavía más- a los vecinos de la zona. La embarcación estaba vacía y no hubo que lamentar heridos, salvo un agente de la Guardia Civil que se torció un tobillo durante el operativo de emergencia.

El siniestro fue descubierto hacia las seis y media de la mañana, cuando los trabajadores del puerto descubrieron que un yate estaba envuelto en llamas y alertaron a los Bombers de Mallorca, explicaron fuentes de emergencias. Efectivos procedentes de los parques de Calvià, Inca y Llucmajor acudieron de inmediato al lugar, así como varias patrullas de la Guardia Civil. [Vea las imágenes del incendio]

Los equipos de emergencias comprobaron que el fuego se había iniciado en la sala de máquinas y se había extendido ya a buena parte de la embarcación. El incendio generó además una densa columna de humo, que podía verse a kilómetros de distancia. Los vecinos de la calle Benito Jerónimo Feijóo quedaron confinados en sus viviendas, sin poder salir siquiera por los motivos contemplados en el decreto de estado de alarma por el coronavirus.

Diez horas de trabajos

Una de las primeras prioridades fue evitar que las llamas alcanzaran a las embarcaciones colindantes, por lo que estas fueron apartadas. Despejada la zona, los bomberos comprobaron que se había producido un vertido de sustancias contaminantes y solicitaron la instalación de barreras flotantes para contenerlo. Los especialistas tuvieron que trabajar hasta pasadas las cuatro de la tarde para sofocar las llamas.

El yate quedó completamente destruido, pero cuando se declaró el incendio estaba vacío y no hubo víctimas. Un agente de la Guardia Civil que participaba en el operativo de emergencia tuvo que ser atendido por efectivos sanitarios.

La embarcación acabó hundiéndose y solo asomaba la proa. Los trabajadores del puerto continuaban pendientes de si las llamas se reavivaban y de controlar que el vertido estuviera contenido, según explicaron las mismas fuentes.