Antonio Arrom, un vecino de Inca, tenía a principios del año pasado serios problemas económicos. Tenía que afrontar un pago a Hacienda y necesitaba dinero urgente. Fue entonces cuando encontró un anuncio en internet: "Te dejamos dinero con el aval de tu coche". Arrom se había comprado un Opel Mokka apenas cuatro meses antes, por lo que le pareció una buena solución. Llamó al número del anuncio y un comercial le ofreció un préstamo de 5.000 euros.

"Me pidieron que les enviara una copia de los documentos del coche, con fotos para comprobar que estaba en buen estado", explica Arrom, "y me dieron 1.500 euros de inmediato. Unos días después, quedamos para darme los 3.500 reuros restantes. Me dijeron que como garantía del préstamo tenía que dejar que le colocaran un geolocalizador, para que pudieran saber dónde está, y les tenía que dar una copia de la llave y los documentos del vehículo".

Unos días después quedaron en un taller para colocar el geolocalizador y recibir los 3.500 euros que le faltaban. En ese momento le hicieron firmar un contrato de compraventa del vehículo. "Yo le pregunté al comercial qué significaba eso", prosigue Arrom. "Porque en ningún momento habíamos hablado de que yo les iba a vender mi coche, que había comprado apenas cuatro meses antes por 19.000 euros. El tipo de la empresa me dijo que era un simple trámite burocrático, y que ya no podía volverme atrás porque les tendría que devolver más dinero del que me habían prestado".

Arrom firmó sin ser consciente de lo que hacía. No fue hasta mucho después que logró desentrañar el galimatías de los contratos que firmaba. Por un lado le hicieron un contrato de compraventa por el que vendía su coche a la empresa por 5.250 euros. Por otro lado, mediante otro contrato le volvía a comprar el vehículo a la misma empresa por la misma cantidad, pero aceptaba abonar unas cuotas por intereses del pago aplazado y la cesión del vehículo. O sea, pagaba por utilizar su propio coche, que acababa de vender y de comprar a la empresa en el mismo acto. Antes de recomprar su coche por la cantidad original de 5.250 euros se se comprometía al pago de 48 cuotas de 390 euros: un total de 18.720 euros.

Arrom no descubrió que había sido víctima de una estafa hasta que pasados unos meses tuvo unos ingresos y trató de saldar la deuda. Le dijeron que no podría hacerlo hasta abonar las 48 cuotas. Dejó de pagarlas y un buen día descubrió que se habían llevado su coche. Su vehículo tiene un localizador que lo sitúa en Málaga. Se ha quedado sin coche, ha perdido los casi 5.000 euros que pagó en cuotas, y si quiere recuperarlo, le reclaman que pague 19.0000.

"Fui a presentar una denuncia a la Policía Nacional , pero me dijeron que no había nada que hacer, porque me habían comprado legalmente mi coche", prosigue Arrom. "He perdido mi coche nuevo pese a que les he devuelto la misma cantidad que me prestaron, y me he tenido que comprar un coche de segunda mano para ir a trabajar".