Una pareja acusada de una brutal agresión sexual en Llucmajor a la que habían contratado atribuyó ayer sus gravísimas lesiones a que la mujer se desplomó tras introducirse ella misma una botella de vino en los genitales. "Puso los ojos en blanco y se cayó", aseguró el procesado, un hombre de 44 años con antecedentes penales por abuso sexual, en el juicio celebrado en la Audiencia de Palma. Su compañera, de 46 años, se desvinculó también de la violación y dijo que en ese momento estaba en el baño. La víctima, que perdió dos litros de sangre por las heridas sufridas en la vagina y el ano y sufre secuelas muy importantes, dijo no recordar lo ocurrido pero rechazó la versión de los sospechosos. Los médicos descartan que las heridas de la afectada sean fruto de una autolesión, pero consideran "posible" la versión de los sospechosos. La fiscalía reclama para ellos sendas penas de 21 años de cárcel por agresión sexual y lesiones cualificadas.

Los acusados explicaron que el 20 de marzo de 2016 contactaron con la víctima en la Porta de Sant Antoni y contrataron sus servicios sexuales por 20 euros. Los tres se dirigieron a un domicilio de Llucmajor, donde tomaron cerveza, vino y licores. "Ella se bebió casi todo. Iba al baño y volvía excitada, creo que se drogaba", dijo el procesado. Según su versión, no llegaron a mantener relaciones sexuales. "La vi tan sequita... Ella no estaba bien, pensé que era drogadicta", afirmó. Los sospechosos negaron haberle introducido un objeto en la vagina y el ano, como sostiene la fiscalía. "Salió del baño con los pantalones bajados y orinando. Yo fui a por una fregona y al volver al salón la vi con una botella metida en la vagina. Puso los ojos en blanco, se cayó, se dio un golpe en la cabeza con una mesa y se quedó inconsciente", relató el hombre, que dijo haber alertado enseguida a la Policía Local de Llucmajor. Su compañera avaló esta versión de lo ocurrido y explicó que ella estaba en el baño cuando la víctima cayó al suelo.

La perjudicada declaró en silla de ruedas y acompañada de una defensora judicial, ya que está en proceso de incapacitación. Muy débil y con un hilo de voz, explicó que en aquella época ejercía la prostitución y consumía heroína y cocaína. La mujer afirmó que no recuerda lo ocurrido en el domicilio de Llucmajor, pero negó haberse introducido objeto alguno en la vagina. "No sé lo que pasó en la casa. Me quedé inconsciente y aparecí en el hospital", dijo. La víctima explicó que tuvieron que operarla dos veces por los gravísimas lesiones sufridas en la vagina y el ano. Estuvo ingresada en la UCI y los informes médicos concluyen que padece secuelas físicas y psicológicas muy importantes.

Los dos policías locales que acudieron al domicilio al ser alertados explicaron que la víctima estaba tumbada sobre un gran charco de sangre. Los acusados mintieron sobre su relación con la mujer y dijeron "poca información" sobre lo sucedido, valoraron los agentes, que solo hallaron en la estancia, sobre una mesa, una botella sin ningún rastro de sangre. Los dos acusados fueron detenidos días después por la Guardia Civil.

Los médicos que atendieron y examinaron a la perjudicada afirmaron que sus heridas son fruto "de la introducción con mucha fuerza de un objeto duro" y calificaron de "imposible" que se autolesionara, ya que el "dolor fue inhumano". A preguntas de los abogados defensores, una facultativa consideró "posible" que se cayera y se golpeara cuando tenía la botella introducida.

La fiscal resaltó en su informe final las "contradicciones y mentiras" de los sospechosos, calificó de "inverosímil" su versión. La acusación mantuvo su petición de 21 años de cárcel para cada acusado.

Las defensas solicitaron la absolución. Aseguraron que la víctima sufrió un "accidente" y cuestionaron la investigación policial.