Un juzgado de Palma condenó ayer a un joven conductor a cuatro meses de prisión y una multa por atropellar de madrugada a un motorista con una furgoneta y darse a la fuga dejándolo gravemente herido e inconsciente en la carretera de Bunyola, en el término de Marratxí, en mayo de 2018. El acusado, de 22 años, reconoció los hechos ante la magistrada y se declaró autor de un delito de omisión del deber de socorro y otro de lesiones por imprudencia grave.

La víctima, que sufrió severas heridas y precisó múltiples intervenciones quirúrgicas, quedó desamparada en la carretera hasta que, minutos después del siniestro, una pareja extranjera que circulaba por la zona se detuvo y alertó a los servicios de emergencia. El joven motorista fue hospitalizado y le han quedado secuelas.

Al día siguiente del accidente, el conductor sospechoso se presentó en el cuartel de la Guardia Civil y confesó lo ocurrido. También ha indemnizado ya al perjudicado, por lo que ayer se le apreció la circunstancia atenuante muy cualificada de reparación del daño y la de confesión.

Once meses sin carné

Tras admitir los cargos ante la sala, la magistrada dictó sentencia 'in voce' contra el encausado y le impuso cuatro meses de cárcel, otros cuatro meses de multa con una cuota de seis euros diarios y la privación del derecho para conducir vehículos a motor y ciclomotores durante once meses. El joven mostró su conformidad. El abogado defensor pidió la suspensión de la pena de prisión durante dos años y la fiscal y la acusación particular no se opusieron. Así, la jueza le suspendió la condena por un periodo de dos años.

Los hechos se remontan al pasado 20 de mayo de 2018, sobre las cinco de la mañana, cuando el sospechoso circulaba por la carretera MA-2040 con una furgoneta modelo Ford Transit Connect a gran velocidad, en estado de fatiga y sin prestar la atención mínima a la carretera. Por ello, a la altura del kilómetro 3,6 en el término de Marratxí golpeó por alcance a un ciclomotor marca Honda que conducía otro joven correctamente por delante de él.

El motorista cayó al suelo, perdió el conocimiento y sufrió graves heridas. Pese a ello, el acusado, con plena consciencia de haber arrollado al perjudicado siendo previsible que este sufriera graves daños en su integridad física, no paró la furgoneta para auxiliarle, sino que huyó con su vehículo hasta su domicilio en una localidad del Raiguer. Al día siguiente, el conductor se presentó en el cuartel de la Guardia Civil y confesó los hechos.

Mientras, la víctima quedó postrada e inconsciente en la carretera en una "evidente situación de desamparo", según la fiscalía, hasta que minutos después del siniestro una pareja de ciudadanos extranjeros la auxilió. Ellos avisaron a los servicios de emergencia, que atendieron al herido y lo trasladaron al hospital.

Como consecuencia del atropello, el motorista sufrió graves lesiones como múltiples fracturas costales y una luxación en la clavícula. Necesitó ser intervenido varias veces y tardó en estabilizarse 130 días. Le han quedado secuelas como fracturas mal consolidadas con defecto funcional y dolor y también un perjuicio estético y personal, por las intervenciones quirúrgicas a las que tuvo que someterse para sanar.