La Audiencia de Palma condenó este miércoles a un abuelo septuagenario a dos años de prisión por abusos sexuales a su nieta de 12 años en febrero de 2018. "Me siento culpable, arrepentido y avergonzado", aseguró el sospechoso ante el tribunal de la sección segunda.

El hombre reconoció haber sometido a tocamientos íntimos a su nieta la noche del pasado 11 de febrero de 2018, aprovechando que ella había acudido a su domicilio como solía hacer muchos fines de semana en los que se quedaba a dormir algunos sábados. Cuando el abuelo y la menor se encontraban solos en el salón de casa, él empezó a acariciarla hasta que la víctima logró zafarse y avisar a su padre.

El acusado admitió los cargos ante la sala. "Sí, los hechos son ciertos, estoy arrepentido", insistió. El abuelo se declaró autor responsable de un delito de abusos y aceptó una pena de dos años de cárcel. También se conformó con la prohibición de aproximarse y comunicarse con su nieta durante cinco años y con la medida de libertad vigilada por un periodo de cuatro años, en los que tendrá que someterse a programas formativos de educación sexual.

Inicialmente, el septuagenario se enfrentaba a una petición de condena de cinco años de prisión por parte del fiscal, pero el ministerio público le rebajó la pena al apreciar la circunstancia atenuante de reparación del daño, ya que su hijo, que es el padre de la menor abusada, ha aceptado su petición de perdón y ha considerado resarcido el daño.

El progenitor de la víctima también indicó ante la sala que no tenía ningún interés en que su padre vaya a la cárcel. La Audiencia de Palma resolverá si le suspende la pena de prisión en ejecución de sentencia.

"Mi situación es muy complicada. Si actuaba de una manera era un mal hijo, si actuaba de otra manera era un mal padre. No quiero desatender mis obligaciones como padre", explicó el progenitor de la menor perjudicada, en tono apesadumbrado.

El abuelo estuvo de acuerdo con la condena de dos años de cárcel. Los hechos tuvieron lugar en su propio domicilio la noche del 11 de febrero de 2018. El septuagenario aprovechó la ocasión en la que él y su nieta de 12 años se hallaban solos en el salón de la vivienda para pedir a la niña que se acercara a él para darle un abrazo. Entonces, comenzó a acariciarle los brazos hasta llegar a la zona del pecho por encima de la camiseta. La menor reaccionó de inmediato y se zafó de él rápidamente.

Minutos después, el abuelo comenzó a tocarle las piernas, dirigiéndose hacia la zona genital, pero no lo consiguió porque la víctima logró abandonar el salón y refugiarse en el baño desde donde avisó a su padre para que acudiera a buscarla. Como consecuencia de los abusos, la niña sufrió una afectación emocional y precisó tratamiento psicológico.