Un joven acusado de corrupción de menores por presuntamente obtener y compartir multitud de imágenes pedófilas, algunas de ellas muy duras en las que incluso aparecían bebés abusados, a través de la internet oculta negó ayer en el juicio en la Audiencia de Palma haber distribuido este tipo de archivos y alegó que solo visualizaba pornografía infantil.

La fiscalía ha solicitado para él una pena de ocho años de prisión, otros ocho años de libertad vigilada con la prohibición de acudir a locutorios y la obligación de participar en programas formativos de educación sexual, así como su inhabilitación para cualquier profesión u oficio que conlleve contacto con menores de edad durante cuatro años, una vez cumplida la condena de cárcel.

Por su parte, el abogado defensor ha pedido la nulidad del procedimiento y la libre absolución de su cliente, de 26 años, al considerar que se habían vulnerado los derechos fundamentales de intimidad y libre desarrollo de la personalidad cuando la Policía Nacional accedió a un chat cerrado de comunicación, una comunidad pedófila, sin autorización judicial. La fiscal se ha opuesto a esta cuestión argumentando que la investigación había sido "escrupulosa" y subrayando que las pesquisas recaían sobre la red TOR, la internet oculta, en la que los usuarios están amparados por el anonimato y la privacidad.

El sospechoso, que solo respondió a su letrado, indicó que no tenía conocimientos de informática. El muchacho, que se ha tapado el rostro con una cazadora con capucha al inicio de la vista oral, ha admitido que visualizó pornografía infantil. Según su versión, un señor de Ciudad Jardín, en Palma, le hizo un link "para poder acceder a este tipo de pornografía". Según él, este hombre le dio un escrito. "Lo que ponía en el papel yo lo copiaba. A veces funcionaba y otras no. Yo lo seguía intentando hasta dar con la clave", ha manifestado. El encausado negó haber enviado imágenes de menores a los chats a los que entraba y haber compartido archivos pedófilos. "Yo accedía a lo que los demás habían puesto, todo ya estaba en el grupo, yo no aporté ningún archivo", ha recalcado. "Yo no visualizaba todas las imágenes porque había muchas. No vi imágenes violentas de menores ni torturas a bebés. A mí solo me interesaba de edades de ocho a doce años. Las otras fotografías no me interesaban", añadió.

Mientras, un policía nacional que participó en la investigación que culminó con el registro en casa del acusado en el barrio palmesano de Son Gotleu el 7 de febrero de 2017, en el que se le intervino un ordenador y un teléfono móvil con multitud de archivos relacionados con la explotación sexual de menores, ha confirmado que el internauta intercambió las imágenes pedófilas con otros usuarios a través de aplicaciones como Skype, Telegram, WhatsApp o Dropbox. "Al acceder a su ordenador y al teléfono vimos un intercambio de material pornográfico, lo comprobamos. Para entrar a estas plataformas el acusado facilitó las claves voluntariamente. Él reconoció los hechos e incluso se mostró colaborador", recordó el agente.

Otro policía detalló que el joven participaba activamente en los chats de pedófilos. "En el 96% de estos grupos si tu no has compartido archivos pedófilos te expulsan", ha apuntado. Uno de los agentes destacó que el muchacho distribuyó imágenes de menores con un alto contenido sexual. Entre los archivos analizados se encontraban vídeos muy degradantes y vejatorios como el que aparecía una bebé que era abusada o agredida sexualmente, según el investigador.

Los policías nacionales recalcarón que es muy complicado el seguimiento y el rastreo de la red TOR, la internet oculta o profunda, que favorece el anonimato y la privacidad de los usuarios. "Son redes de carácter anónimo. Las utilizan los delincuentes porque garantiza el anonimato y es muy difícil el seguimiento", aseguró un agente.

Dos forenses señalarón que el sospechoso, que estuvo en prisión provisional un mes a principios de 2017, tiene una inteligencia límite, no un retraso mental, con dificultades en habilidades sociales y un alto índice de introversión. "Él tenía dificultades para entender que lo que hacía estaba mal y que le podía acarrear una condena. No sabemos si en esos momentos él era consciente de las consecuencias de sus actos", apuntó el psicólogo forense, quien, por otro lado, indicó que había que tener cierta capacidad para saber llegar a la red TOR. Los peritos también recordaron que el joven les relató que había sufrido abusos sexuales cuando tenía ocho años por parte de un adulto, unos hechos que nunca denunció y por los que no recibió tratamiento de ningún tipo.